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Tras unas 23 horas de juego y darme de morros con el muro del acceso anticipado, decidí que era hora de dejar reposar la nueva entrega de Supergiant Games hasta su salida final.

En esta secuela controlamos a Melínoe, hermana de Zagreo (El protagonista de la primera entrega), que tiene como objetivo recuperar la morada familiar ocupada por Cronos.

Lo que más cambia en relación al Hades original es la diversidad de recursos. Antes contábamos con un par de recursos principales (La oscuridad y las llaves) además de unos cuantos objetos más especiales que obteníamos al derrotar a  cada jefe de zona. En Hades II, aparte de los últimos mencionados, contamos con tres recursos distintos que podemos obtener como recompensa al superar una habitación y también se introducen las nuevas herramientas de recolección, que amplían mucho más la variedad de recursos que podemos obtener.

La ampliación de los diversos recursos disponibles trae consigo una mecánica de crafteo que adquiere mucho peso con una gran variedad de recetas (Algunas indispensables para progresar en la historia y otras simplemente útiles).

En Hades II tenemos tres tipos de ataques para limpiar una sala: un ataque normal que podemos repetir rápidamente para hacer un combo; un ataque arrojadizo muy similar al de la primera entrega; y un ataque especial que crea un círculo en el suelo que atrapa a los enemigos que se encuentran en él. Además podemos cargar cualquiera de estos tres ataques para hacer un ataque distinto, pero ésto gasta un nuevo tipo de recurso que se recarga cuando entramos en cada habitación, una especie de barra de magia o maná. Todo esto nos permite experimentar con diferentes combinaciones de ataques dependiendo de lo que requiera cada situación. En relación a este nuevo recurso, podemos obtener un nuevo tipo de bendición, la de Selene. La primera vez que cogemos una de estas bendiciones pasamos a poder utilizar una nueva acción especial que puede servir para darnos invulnerabilidad, hacer daño masivo, curarnos… y si vamos recogiendo más bendiciones de este tipo obtenemos puntos para gastar en una especie de árbol de habilidades que mejora nuestra bendición actual.

Para utilizar estos ataques tenemos que gastar una cantidad determinada de ‘magia’, por lo que si bien podemos avanzar mucho sin hacer uso de estas nuevas adiciones en combate, acaban introduciéndose por sí solas en tu repertorio de ataques de manera orgánica, dando lugar a un combate más interactivo.

 

Sin embargo, no hay que olvidarse de que, aunque su apariencia diga lo contrario, Hades II no es un juego finalizado, se encuentra en una fase de acceso anticipado. Esto se nota tanto en un final abrupto que le salta al jugador cuando avanza a partir de cierta zona como en el nivel de perfeccionismo de las conversaciones y algunas estancias. Por ejemplo, en el primer Hades, después de más de 50 horas de juego seguía leyendo los diálogos de mis personajes favoritos porque siempre tenían algo que decir, pero a partir de las 10 horas de juego en Hades II, la repetitividad en las conversaciones es constante.

Con todo esto dicho, dejo en reposo Hades II para, una vez salga la versión final, iniciar una nueva partida con la confianza (Ganada a pulso y por mérito propio) de que Supergiant Games va a entregar una secuela de gran calidad.


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Por pepis

Twitter: @pepiis_ Correo electrónico: pepispkmn@gmail.com

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