Parece mentira que hoy, 19 de julio, se cumple 20 años de la salida del último título de Final Fantasy creado por Squaresoft antes de su fusión con Enix. 20 años de Final Fantasy X, la aventura final dirigida por Yoshinori Kitase que nos llevó a Spira para defenderla de la gran amenaza que Sinh.
«Escucha mi historia, ésta podría ser nuestra última oportunidad…» Así es como daba comienzo el último de los FF de la época clásica, antes de segundas partes y otros experimentos de la franquicia. Por ponernos en situación, la saga venía de una generación que desbordaba éxito y calidad, ya que con la llegada de PlayStation, todos sabemos que sus desarrolladores hicieron las maletas y dejaron a Nintendo, ya que sus cartuchos estaban mucho más limitados que la tecnología CD.
Este es el momento clave para la salida de la saga fuera de las fronteras de Japón, llegando a todos los lugares del planeta con Final Fantasy VII, juego que no necesita presentación, y que suele estar el favorito entre los fans de la franquicia. Una etapa llena de historias emotivas y personajes muy queridos que continuó en dos entregas más, llegando a ser un trío perfecto formado por los capítulos VII, VIII y IX, dejando el listo muy alto.
Aquí es donde entra Tidus y compañía, una formación que haría temblar a los «galácticos» del Real Madrid de principios de los 2000. Dejando las comparaciones futbolísticas, la misma introducción del juego nos presenta a todo el plantel de personajes, todos reunidos en lo que parece una ciudad en ruinas, sin saber que ya estábamos visualizando los últimos compases de la historia. Pero no nos adelantemos.
Si hay algo que me gusta de Tidus, el protagonista de este Final Fantasy X, es que sea un chico normal. Nada de guerrero, mago o cualquier semejante. Un chico normal que pasa su tiempo jugando al Blitzball en su equipo Zanarkand Abes, hasta que Sinh irrumpe y arrasa con todo. Algo que queda claro cuando vemos que nuestro personaje no es para nada el que más destaca en combate, encontrándose a la sombra de algunos de sus compañeros, en cuanto a poder de combate. Pero eso es lo de menos, ya que cada uno tiene un estilo con sus ventajas y desventajas.
Como es normal en la saga, el juego es sostenido por su peso narrativo, en donde iremos conociendo personajes a lo largo de Spira en nuestro periplo. Empezando por Auron, el primer compañero con el que nos encontramos y que nos ayuda a escapar del ataque inicial y que, a título personal, es mi personaje favorito del juego. Personaje veterano, que ya fue compañero de su padre, y que guarda sorpresas a lo largo de la historia. Yuna, la invocadora encargada de darle el final a Sinh, y que lleva un gran cargo a sus espaldas, como antes lo llevó su padre, el gran invocador Braska.
Rikku (no confundir no Riku de Kingdom Hearts), la joven y simpática Albhed que conocemos al aparecer en Spira; Wakka, el capitán de los Besaid Aurochs que se hace muy pronto amigo de Tidus, y más después de quedar asombrado por como chutaba la pelota. Lulu, uno de los guardianes de Yuna, un personaje complejo y muy carismático, experta en magia negra. Y para completar el grupo, Kimahri Ronso, personaje que podemos decir que mola por su estilo de combate, pero que como personaje es, tal vez, demasiado reservado y poco hablador (apenas dice una palabra hasta bien entrado el juego), al igual que el resto de guerreros de su raza.
Es difícil resumir a los personajes en un par de frases, bien por no acabar escribiendo una guía del juego o por no caer en spoilers, pero conforme vas avanzando en la historia, te das cuenta del peso que cada uno lleva encima. Esto queda reflejado en muchos momentos del juego, como el famoso momento de Tidus y Yuna riendo, algo que ha acabado siendo un meme (tal vez con razón por lo extraño de la risa), pero que esconde un momento muy emotivo. Realmente, el mismo actor de voz de Tidus, James Arnold Taylor, ha hablado en entrevistas sobre su papel dándole voz a Tidus y sobre este momento, y el mismo confesó que su risa estaba muy forzada, como sucede en la escena.
(Podéis ver una entrevista a James en este enlace).
A pesar de encantarme Final Fantasy X, uno de los aspectos que no me han gustado nunca es lo «pasillero» que es. Adiós al mapa en grande para movernos y descubrir todo por nuestro pie, para meternos en unos mapas en donde, salvo algún camino alternativo, todo era carrera hacia delante. Esto da rabia cuando vemos lo bonitos que son los lugares, gracias a la capacidad de PlayStation 2, hubiesen podido ser mucho más mágicos de haberlos podido explorar por nuestra cuenta. Para ser un juego de 2001 se veía francamente bien, aunque las cinemáticas tenían una calidad tan espectacular, que el salto entre gameplay y éstas era demasiado.
Otro de los puntos más flojos, personalmente, que tiene el juego es en ciertos puzzles que tenemos que hacer para avanzar en ciertos mapas, en algunos momentos se vuelven algo tediosos y les falta magia, algo que los haga divertidos, y no solo un trámite para alargar esa zona. Esto se junta con la imposibilidad de guardar donde queremos, ya que en muchos momentos el juego nos obliga a hacer sesiones de juego más largas con tal de no perder el avance obtenido. Aunque, incluso con éstos inconvenientes, el juego nos ofrece un viaje increíble y mucha diversión en los combates.
Posiblemente, uno de los aspectos donde mejor destaca Final Fantasy X junto a su historia, es en la jugabilidad. En su afán por innovar en la saga, hay dos novedades que destacan entre las demás: Su sistema de combate, llamado «Conditional Turn-Based Battle», en el que teníamos todo el tiempo para pensar nuestra acción, ya que disponemos de una lista con los turnos de los participantes en la batalla, tanto personajes como enemigos. El sistema nos permitía ir rotando de personaje y poder utilizar a todos en un mismo combate, sin perder el turno y permitiéndonos usar al más adecuado según su estilo, o para poder conseguir experiencia con todos los personajes. Personalmente, es uno de mis sistemas preferidos, nos permite tener batallas muy dinámicas y nos obliga a ir rotando a nuestros personajes y a usar sus diferentes habilidades.
La segundo aspecto en donde el juego se renovó totalmente fue en la sistema de mejora de nuestro personaje. Adiós a la subida de nivel de toda la vida, ahora en los combates ganábamos experiencia para conseguir unidades de desplazamiento en el famoso tablero de esferas. Seré sincero, con el tablero tengo una relación amor/odio: al principio y, a pesar de las explicaciones, que llegaban a abrumar del tiempo que tenías que pasar leyendo, se me antojaba poco intuitivo y tedioso, y hasta varias horas después no le empecé a encontrar el gusto.
Una vez familiarizado, todo fue como la seda, y he llegado a admirar la decisión de incorporar este sistema de mejora, sobre todo por la decisión de arriesgar e intentar algo nuevo, cosa que no todos hacen. Aunque completarlo es tarea titánica ya que, a pesar de ser de los FF más cortos en cuanto historia, conseguir todos los secretos del juego lleva tiempo, así como el farmeo correspondiente para derrotar bosses opcionales, que son muchísimo más difíciles que los canónicos, entre los que incluyo las invocaciones oscuras.
Hace unos meses empecé el viaje en su versión original de PlayStation 2 y, la verdad, es uno de esos títulos que se recuerdan para siempre (algo que sucede con frecuencia en los FF). De entre todas las canciones, me quedo con ésta, que representa perfectamente la melancolía que el juego nos transmite en todo momento. La pieza compuesta por el maestro Nobuo Uematsu es una de las mejores del juego, aunque esta décima entrega es la primera en la que Uematsu no se encarga al completo de la banda sonora, compartiendo protagonismo con otros dos compositores: Masashi Hamauzu y Junya Nakano.
Es difícil resumir en pocas líneas lo que la décima entrega de Final Fantasy supuso en su momento, empezando una nueva generación con muchas expectativas, y que las cumplió sobradamente. Hoy, 20 años después, el amor que se le sigue demostrando es la prueba del talento que la Squaresoft hacía gala en aquella época, llegando a ser el primer juego de la rama principal en contar con secuela, otro videojuego del que ya hablaremos en otro momento. Todo lo vivido en Spira siempre estará en nuestros corazones.