Hace relativamente poco, tras años sin jugarlo y con una mente más abierta, he completado Tales of Symphonia: Dawn of the New World, la secuela directa del aclamado título de Namco que llegó cinco años después de su estreno en GameCube en otra sobremesa de Nintendo, la Wii. Conocido por los fans más cómodamente como Tales of Symphonia 2, cinco años después del estreno de la primera obra en 2003, por sorpresa nos llegó una secuela que nos volvería a meter en el querido mundo de Sylvarant y Tethe’alla.
Las expectativas eran muy altas, si ya el primer juego se había ganado los corazones de los fans, y se esperaba una secuela que pudiera resolver algunas dudas que quedaron en el tintero, o simplemente poder volver a disfrutar del juego, en resumidas cuentas, una secuela que hiciera justicia con el primer juego… Y en parte fue, pero no fue, así.
Me explico. Generalmente se suele decir que Symphonia 2 es la oveja negra de la franquicia (imagino que no habrán jugado the Tempest), cuando en parte no es así. Por supuesto, como secuela es verdaderamente horrible y traiciona prácticamente todo lo que vivimos en el primer juego. Pero al mismo tiempo, es un buen juego y un buen Tales of, que actualiza bastante bien el sistema de combate del primer juego, y además como historia propia del juego está todo correcto.
Hoy, quiero hacer justicia con este juego exponiendo sus puntos malos y buenos, y tenéis que tener en cuenta de que no podré evitar soltar spoilers de ambos títulos, por lo que si no te lo has pasado y tienes intención de hacerlo no sigas leyendo. Dicho esto, vamos allá.
Cosas malas
La historia no es digna de una secuela
Antes de empezar quiero decir que no: Kratos no sale, y lo poco que sale es una lástima. Desde luego, es complicado volver a traer al queridísimo mercenario tras su final en Symphonia, pero no imposible. Haber regresado aunque hubiese sido al final, personalmente, creo que habría sido una baza muy poderosa, con ese Lloyd un tanto destrozado que vuelve a ver su padre. Luego, no se dice NADA de Cruxis, apenas se menciona, y el rollo este de una «resistencia sylvarantiana» me sabe a nada.
Luego están los nuevos personajes, Emil y Marta. ¿Por qué? Quiero decir, ¿por qué meter una ñoña historia de amor? Tal vez esto sea personal, pero tras una buena historia de amor entre Lloyd y Collete, en la que sabes que está pero no se le da importancia (que es muy sutil, vaya), de repente me pones una de una pava enamorada y un pavo que no se entera o no se quiere enterar… Y es rizar el rizo.
Por si fuera poco, los personajes originales no pintan nada en la historia (lo comentaremos más adelante), no mencionan nada de los Cuatro Arcanos, es como «vamos a contar una historia nueva que esté guapa pero con el nombre de Symphonia en el título, que eso vende». Y al final… Cabrea bastante saber que un juego tan querido como Symphonia ha desaprovechado la oportunidad de tener una secuela en condiciones.
Controlar a los personajes originales es lioso
Realmente sí es posible controlar a los personajes originales, pero el procedimiento es pesado de hacer. Normalmente, en el menú principal podrías poner al personaje que quieres controlar a la cabeza y usarlo en los combates, pero en este caso, deberás, en mitad de un combate, abrir el menú y cambiar al personaje en cuestión que quieres usar.
La cuestión es: ¿por qué? Si es posible controlar a los personajes, ¿por qué no dejar a los jugadores ponerlo a la cabeza? ¿Tal vez por obligarnos a tener a Emil a la cabeza siempre?
El mapa del mundo es un «point and click»
Aquí no me quiero detener mucho, quienes habéis jugado al juego ya sabéis lo que es. «Señalice usted en el mapa dónde quiere ir de las localizaciones que le dejamos». Esto no se puede hacer en un JRPG de 2008 como Tales of. Deja mucho que desear y no logra meterte en esa sensación de aventura.
Los personajes originales están metidos con calzador
Esto puede ser más una opinión personal, pero sinceramente creo que los personajes originales se presentan a la fuerza, los «vaya, que casualidad que estuvieras aquí» se repetirán en contadas ocasiones y, tal vez salvo Raine o Lloyd, y si me apuras Collete, el resto es como «hola, vengo a que los fans del primer juego chillen si les molaba». Para poner un poco de orden:
Collete está en Asgard, junto con Yuan que solo sale ahí hasta que llega el final del juego (vaya por Dios). Aparece un poco en plan «anda mira, pues aquí estoy». Zelos igual, en Palmacosta salvando a Emil y Marta del ataque de Richter (eso sí, una presentación como debería ser). Regal, para colmo, está en una cárcel de Izoold (venga, por la gracia lo perdonamos), y Raine está en Isealia, en la escuela (esta es probablemente la más comprensible de todas).
Pero luego… Genis que qué casualidad cuando conseguimos a Raine lo encontramos en la siguiente zona, Sheena que aparece porque sí ayudando a Marta en el templo del hielo… Y Presea… Ay, mi Presea… Mi personaje jugable en el primer juego… Que gran desgracia cómo aparece…
En general, se desaprovechan muchas cosas
En resumen, se desaprovechan muchas cosas del juego original, como podría ser explicar más detalles sobre cómo surgió Cruxis, qué paso después con Derris-Kharlan, cómo se llama el nuevo árbol del mundo (que se explica en Phantasia que es otra secuela de Symphonia, pero…). Tantas cosas que hacen que el título de Symphonia le pese demasiado al juego.
Pero, eso sí, el juego tiene muchas cosas buenas que hay que destacar, y nos guste más o nos guste menos el juego, las cosas las tenemos que reconocer.
Cosas buenas
La historia, como propia, está muy bien
Si no vemos el juego como una secuela de Symphonia, sino como un juego neutral, eso sí, en el universo de Symphonia y sus personajes, la historia está bastante bien, decente. No llega a ser una de las historias más impresionantes de un Tales of, e incluso puede ser un verdadero cliché de juegos JRPG, pero si lo que quieres es un juego que respete al género, este sin duda lo hace.
Sistema de combate actualizado
Esto es más bien una opinión personal, pero sí que me gustó, para una secuela, usar los monstruos en un estilo Pokémon. En este juego no solo podremos movernos libremente por el escenario, realizar ataques más rápidos y frenéticos, así como disponer de un sistema de habilidades por puntos, sino que además podremos realizar pactos con monstruos con los que luchemos para que se unan a nuestras filas.
Aunque hay que decir que se hace muy complicado realizar pactos, ya que su procedimiento es bastante complicado.
Las artes místicas son muy cómodas
Normalmente en los Tales of no suele haber muchos problemas para usarlas, pero este es sin duda uno de los más cómodos y sencillos de usar. Teniendo activada la habilidad Especial en el personaje que controlemos, simplemente tendremos que rellenar la barra de ataque especial atacando a los enemigos y, una vez esté llena, solo deberemos usar un arte arcana para desatar el arte mística.
De todos los juegos de Tales of, este ha sido el que más cómodo se me ha hecho a la hora de usarlos, así como más fáciles, ya que en los jefes puedes llegar a usar esta habilidad varias veces.
Los nuevos personajes evolucionan muy bien
Al principio es probable que odies a Emil, y que Marta no acabe diciéndote mucho, pero más adelante el título avanza y vas viendo que se hacen muy interesantes. Tienen una evolución en la que Emil descubrirá quién es realmente y Marta no es que cambie mucho, pero el mero hecho de conocer su pasado y por qué es como es… Es muy curioso.
Luego están los tres villanos principales. Por una parte Decus, que aunque tira más como recurso cómico enamorado de alguien que aparentemente no le quiere, es el reflejo de cómo alguien puede importarle todo muy poco a cambio del amor de una persona. Esa persona es Alice, que aunque es una alto cargo de Vanguard, realmente quiere gobernar la tierra y ser su reina con el poder que le ha prometido el jefe final.
Richter es sin duda un jefe final digno de un juego de Tales of. En cierto sentido, es una versión muy light de Mithos, con su problema con los humanos y Ratatosk. Ya conocéis el final del videojuego y sabéis lo que ocurre con él, por lo que solamente os diré que volváis a jugar al juego y os fijéis en todo lo que dice.
Humor del bueno
En más de una ocasión he tenido que pausar el juego de los ataques de risa que he sufrido ya no solo en algunas escenas, sino también en los eventos. Las conversación son maravillosas, el equipo de guionistas ha hecho un trabajo muy bueno para hacernos reír, y la verdad es que no te quita de contexto, acabas deseando ver más y más conversaciones de este tipo.
En general, y a modo de resumen, Tales of Symphonia: Dawn of the New World es un buen juego, pero no es una buena secuela, la palabra «Symphonia» le pesa demasiado, y si de verdad amaste el primer juego no te podría recomendar jugarlo. Si simplemente te gustó y te quedaste con ganas de más, sí te diría de jugarlo, pero si lo amaste… No te lo recomendaría para nada.
¡Curiosidades de Tales of Symphonia! #1