Corría el año 1997, el nu metal era el género de música que lo petaba entre los jóvenes, aún escuchábamos música en nuestro discman, todas las pelis que pillábamos para los sábados eran del videoclub, un tal Eiichiro Oda empezaba a publicar en la Shonen Jump un manga llamado One Piece y ese mismo año la industria recibiría juegazos que han marcado al público, como son Final Fantasy VII, Tomb Raider II, Age of Empires, el primer Fallout o el gran Castlevania: Symphony of the Night.
Pero entre partidos al Fifa 99 y reconstruir tu imperio con un solo aldeano en Age of Empires, también recuerdo otros juegos a los que eché muchas horas en mi infancia y que no deberían caer nunca en el olvido, por eso me encuentro escribiendo éstas líneas, con una mezcla de nostalgia y emoción al recordar aquel viejo PC con Windows 95.
El juego que hoy os traigo se llama Speed Demons, tal vez los más veteranos lo recuerden y si no es vuestro caso, tranquilos que aquí os resumiré lo que este juego nos ofrecía hace ya 22 años.
La premisa de Speed Demons es muy simple: Carreras de coches en las que estrellarnos contra los rivales para retrasarlos y ganar es nuestra prioridad. Con eso, ya teníamos por delante muchísimas horas de diversión frente a la pantalla. Juegos como Micro Machines V4 o Mashed, ambos creados años después y ambos llegados a PlayStation 2, se nota que estuvieron influenciados por el juego de East Point.
Pero este genial arcade tenía un aire más macarra, con una vista isométrica que nos permite ver a los rivales ir y venir para intentar anticiparnos en los cruces en los que nos encaramos con los otros coches que venían en otra dirección hacia nosotros, y que muchas veces se acababan llevando tu coche por delante.
Solo disponemos de tres coches, cada uno con unas características diferentes, muy poca variedad desde luego, pero sí que se puede elegir entre varios colores, lo que en esa época era algo que molaba mucho, a decir verdad. También se pueden ir mejorando conforme ganamos puntos en las carreras, porque todos sabemos que con un nitro bien mejorado no habrá quien nos haga sombra.
En cuanto a circuitos, tenemos 8 disponibles para demostrar que somos los más rápidos, y si la cantidad no os parece suficiente, ganan mucha jugabilidad ya que podemos cambiar la dirección, las condiciones meteorológicas y elegir entre día y noche, lo que le da una variedad muy buena.
Por supuesto, tal vez después de dos horas seguidas y todos los campeonatos del juegos completados (con práctica se acaban bastante rápido, la verdad) necesitamos que nos pongan un reto más imponente, y ahí es donde entran los amigos. El portento de Windows 95 (que tiempos aquellos) nos permitía participar hasta 6 jugadores humanos, por lo que entre configurar los controles para jugar con un amigo y las carreras, se podían pasar las horas volando.
Tal vez con el paso de los años, los juegos han evolucionado a tal nivel que Speed Demons solo parece una pequeñez, pero con tan poco da para bastantes horas y mucha diversión, por lo que se merece ser recordado y rejugado. Sobretodo rejugado, para sufrir un agudo golpe de nostalgia.
Buscando en la biblioteca de «juegos con los que nos dejamos la vista de pequeños», ¡volveremos pronto con otro juego de los 90 en VidaoPantalla!