Max Mustard es un plataformas en 3D para jugarlo en realidad virtual que rememora a varias leyendas del género, siendo una experiencia muy divertida pese a la poca variedad de saltos que nos podemos encontrar. La obra está desarrollada por Toast Interactive y se puede jugar en Steam VR, Meta Quest y PS VR2, versión que analizaremos.
A lo largo de cuarenta niveles y cuatro jefes deberemos superar una serie de obstáculos ayudándonos de Max, la protagonista que controlaremos, y en algunos niveles le echaremos una mano con una “pistola de desatascadores”, para poder seguir avanzando. Esto es lo que diferencia a Max Mustard de los juegos de plataformas 3D tradicionales, que al ser en VR uno puede interactuar con el entorno también.
Además, tendremos una serie de coleccionables por encontrar, unos animalitos, tres de ellos, que nos servirán para abrir algunos niveles que requieran de tener X cantidad de ellos. Por suerte, la gran mayoría no son muy difíciles de encontrar, aunque esto precisamente puede ser un punto negativo, lo fácil que resulta el juego.
Como plataformas en 3D deberemos movernos por niveles lineales al clásico estilo Crash Bandicoot, hacia adelante. Encontraremos cajas donde conseguir dinero para comprar mejoras, como hacer que el jetpack de Max dure un poco más, que el ataque giro sea más grande, e incluso mover la cámara de forma manual con el joystick de derecha a izquierda.
Este es probablemente el mayor error del juego y que a día de hoy no se ha solucionado. Veréis, este tipo de juegos son para jugarlos sentados, no de pie, y esto puede ser a veces un problema, pues Max suele situarse en muchas ocasiones por debajo de tu visión. Esto hará que debas mover el cuello hacia abajo, siendo una sensación algo molesta porque fácilmente se puede evitar haciendo que el suelo de los niveles se muestre un poco más arriba.
Junto con la poca dificultad del juego, hacen que Max Mustard sea una experiencia más casual con algunos retos para conseguir el 100%, pero esto no tiene absolutamente nada de malo. Muchas veces se prefiere un juego facilito y divertido a uno que precisa de un control super exquisito y que, al final, solo lo disfrutan quiénes quieren retos “a lo Souls”.
Max Mustard además realiza una gran cantidad de homenajes a los plataformas del género. Empezando por ese recorrido hacia arriba clásico de Crash Bandicoot, hasta ideas sacadas de juegos de Super Mario como los bloques que aparecen y desaparecen siguiendo un ritmo, y hasta un nivel tributo a cierto clásico de arcades de Konami, ¡ahí lo dejo!
Tendremos hasta tres corazones para soportar los golpes enemigos, pero una vez los perdamos todos, en vez de empezar desde cero o perder una vida, que aquí no hay, empezaremos desde el último punto de control, lo que permite ensayo y error. En algunos niveles podremos interactuar ya sea disparando desatascadores o aspirando enemigos o ventiladores.
A lo largo de aproximadamente 6 o 7 horas, dependiendo de cómo juguemos, experimentaremos un plataformas 3D en VR divertido, entretenido, y que sacará más de una sonrisa a mayores y peques por igual.
En resumidas cuentas, Max Mustard es un plataformas sencillito, pero divertido. Para colocarse el casco una media hora y desestresarse. Un juego amigable, simpático, divertido, y con el que desconectar del mundo real (nunca mejor dicho) por unos instantes.
Porque eso son al final los videojuegos, experiencias para desahogarnos de un mundo cada vez con más y más problemas… Pero bueno, que divago, ¡os recomiendo muchísimo probar esta obra en vuestros dispositivos de realidad virtual!
Este análisis se ha realizado desde la versión de PS VR2 con una clave que ha facilitado la distribuidora a VidaoPantalla.