Compartir

The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, un juego caído del cielo

No hay duda: Breath of the Wild fue un antes y después en la saga The Legend of Zelda. Ser considerado “el Ocarina of Time de la actualidad” no es decir poco, ser comparado con uno de los mejores juegos de la historia no es algo que haya que pasar por alto. Nintendo sabía que había hecho magia con Breath of the Wild en 2017 y es por esto que también sabía que producir una secuela directa de este videojuego, uno de sus títulos más aclamados, no sería tarea fácil. Por lo menos no lo sería si quisieras desarrollar una secuela tan redonda, divertida y revolucionaria como lo es Tears of the Kingdom.

Cuando hablamos sobre la saga The Legend of Zelda nos referimos a una que, pese al paso del tiempo, siempre sabe reinventar su fórmula y la del medio. A pesar de romper con lo establecido constantemente, Zelda conservaba unas bases claras desde Ocarina of Time que Breath of the Wild destruyó mediante su historia totalmente libre- y casi opcional- y la pérdida de objetos propios de mazmorras ambientadas. Aún así, Nintendo miró al pasado para crear Breath of the Wild centrándose en el primer Zelda, tomando las sensaciones que generaban en el jugador y elevándolas al mayor exponente. Esta vez, recuperando la base de Ocarina of Time, la desarrolladora nipona ha sabido hacer un juego a la altura de Breath of the Wild.

The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, un juego caído del cielo

Tears of the Kingdom se desarrolla en el mismo Hyrule que el de Breath of the Wild, tiempo después del final de este título. Ganondorf ha resurgido trayendo consigo otra catástrofe y, de nuevo, seremos nosotros los encargados de enfrentarnos a todos los problemas que la historia principal plantea. Tras un magnífico tutorial se nos encomendará la misión que nos dará acceso a las 4 mazmorras principales en diferentes regiones de Hyrule. Esto puede recordarnos mucho a Breath of the Wild, pero no tardaremos en darnos cuenta que estamos frente a un juego totalmente diferente y fresco.

La narrativa de Tears of the Kingdom es uno de los aspectos rescatados de los anteriores Zelda, que vuelve su trama tan épica y memorable como la de los juegos clásicos de la saga. Esto es debido a que la exacerbada sensación de libertad- en cuanto a la progresión de la historia- que sentimos en Breath of the Wild es aparentemente sustituida por una trama que nos coge de la mano; nos guía por un argumento potente; y trata de que no perdamos la oportunidad de disfrutar  sus espectacularmente dirigidas, animadas y dobladas escenas de vídeo. Comento que “es aparentemente sustituida” porque, a pesar de poder derrotar al jefe final al acabar el tutorial, no aparecerá como una misión en nuestro diario de viaje hasta que completamos los 4 templos.

Estos templos son las mazmorras de Tears of the Kingdom que nos recuerdan a los Zelda más clásicos. Todos ellos tienen una ambientación y mecánica única. En los templos, un representante de cada región afectada por el problema que tengamos que resolver en dicha zona, nos acompañará ofreciéndonos un poder muy bien implementado a nivel jugable. No tenemos que olvidar los maravillosos jefes que encontramos al final de cada templo. Estos nos dejan batallas memorables y cinemáticas técnicamente exquisitas. El diseño de niveles de cada templo está bien medido y, a pesar de no ser muy complejo, cumple con creces.

The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, un juego caído del cielo

Los recuerdos de Breath of the Wild, cortas cinemáticas que se desbloquean en diferentes puntos de Hyrule y ofrecen contexto a la historia, permanecen a su manera en Tears of the Kingdom y, como en la anterior entrega, no son necesarios para completar el juego. Pero aún así, es muy recomendable visitar los lugares pertinentes para desbloquear estas cinemáticas y disfrutar completamente de la trama de este título. Una trama que, a pesar de ser simple, es más que efectiva debido a la epopeya legendaria que pone sobre la mesa.

La exploración es sumamente importante en la saga y esta vez toma una nueva dimensión. Ahora no sólo pisaremos la superficie, sino que también podremos descender al vasto mundo oculto bajo Hyrule: el subsuelo, y ascender por encima de las nubes hasta alcanzar islas flotantes en el cielo. 

En el subsuelo, nos toparemos con enemigos formidables y poderosos que, en vez de quitarnos corazones, nos los rompen eliminando así cualquier opción recuperarlos con comida normal; nos encontraremos también con desafíos; con el clan Yiga; con misiones secundarias; y con varias misiones principales con un gran peso a nivel narrativo. 

La superficie no se queda en un segundo plano, ya que esta estará repleta de vida y novedad tanto para jugadores que vengan de Breath of the Wild como para los que no. Este mapa, aunque sea idéntico geográficamente, guarda muchas sorpresas en forma de cuevas por explorar, pozos por descubrir, nuevos NPCs, misiones secundarias que usan las distintas zonas de maneras originales y numerosos Kologs.

En el cielo, por otro lado, nos tocará resolver puzzles usando el ingenio, enfrentarnos a enemigos únicos, resolver acertijos, completar mazmorras y cumplir tanto misiones secundarias como principales que se nos encargarán en la superficie y en el subsuelo. 

The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, un juego caído del cielo

Es por encima de la superficie donde comienza el tutorial. Un gran archipiélago flotante hace la de Meseta de los albores, ofreciendo un patio de juegos donde probar todas las mecánicas principales que ofrece el juego. En los primeros compases de la historia estaremos muy guiados y, teniendo en cuenta las habilidades que nos otorgarán en las primeras horas, tiene todo el sentido del mundo. 

Con la Ultramano, uno de los poderes principales y más llamativos del título, podremos mover objetos, rotarlos y anclarlos a otros para construir armas letales, vehículos, soportes para carteles, escaleras… las posibilidades son infinitas. Dejando a un lado la Ultramano, la Infiltración es un poder que ampliará nuestro movimiento, pudiendo gracias a ella atravesar la superficie que tengamos encima de nuestras cabezas (siempre a una altura determinada) ya sea esta el techo de un edificio, el saliente de una montaña o el techo de una cueva para así acabar encima de donde estábamos. Esta habilidad, aunque lo parezca, no resta sentido a la escalada, ya que no todas las superficies se pueden atravesar y no todas las montañas tienen cuevas por las que nos podamos infiltrar. Esto, sumado a que Nintendo ha elaborado de manera exquisita cada parte del escenario, hace que la infiltración sea una habilidad muy bien pensada e implementada dentro de Hyrule.

The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, un juego caído del cielo

Gracias a la habilidad Combinación podremos combinar, valga la redundancia, tanto objetos del escenario como de nuestro inventario con nuestras armas para así otorgarles a nuestras espadas, mandobles, lanzas y escudos nuevos efectos, más daño, alcance… incluso podremos colocar objetos en  flechas para añadir efectos a nuestros proyectiles.  Está habilidad es, aparentemente, la solución a la excesiva fragilidad de las armas de Breath of the Wild pero, en realidad, se ha reducido la resistencia de las armas sin combinar, haciendo que combinadas sean más resistentes. Para el final, dejo la habilidad que rompe por completo el juego: el retroceso. Con él podremos hacer que un objeto retroceda en el tiempo repitiendo su movimiento. 

The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, un juego caído del cielo

Estas cuatro habilidades son el núcleo de los santuarios, templos y puzles que encontraremos por el mapa. Aunque la Ultramano cobra en casi todos ellos el papel protagonista. Este poder es más importante si cabe gracias a una novedosa implementación de esta entrega: los artilugios zonan. Estos son objetos automáticos, en su mayoría, (lanzallamas, grifos, ruedas, plataformas flotantes etc) que se pueden anclar a otros objetos para crear vehículos y toda suerte de construcciones. También se podrán combinar con armas y flechas.

Este juego puede parecer abrumador… y lo es. Tears of the Kingdom es sobrecogedor en todo el buen sentido de la palabra. Las numerosas secundarias (más largas y ricas en contenido), que nos llevarán a explorar nuevos lugares; los misterios que guarda Hyrule; los cientos de Kologs; los ingeniosos santuarios; las recónditas cuevas y pozos; hacer acopio de antiguas y nuevas armaduras; y todo lo que nos ofrece este mundo, convierten a la última entrega de The Legend of Zelda en un título inabarcable que no dejará aburrido a nadie.

El combate de Breath of the Wild se mantiene en este título, pero la Combinación nos revela una nueva faceta en los enfrentamientos, haciendo que estos se vuelvan más dinámicos y sorprendentes incluso tras unas cuantas decenas de horas. Más dinámico no significa más sencillo, pues en Tears of the Kingdom hay nuevos y poderosos enemigos que pueblan con mayor densidad todo el mundo de este juego. En general, en cuanto al sistema de combate nos encontramos frente a un desafío mayor que el que ofrecía la anterior entrega. Un desafío en el que tendremos que hacer gala de nuestra imaginación usando todo lo que el escenario pone a nuestra disposición para salir victoriosos.

Es en los combates, bosques y pueblos donde se nota que el juego está siendo ejecutado en una Nintendo Switch, ya que aquí el rendimiento baja en picado. A pesar de todo, el hecho de poder lanzarnos desde el cielo, atravesar la superficie e introducirnos en un abismo que nos lleve a pisar las profundidades del subsuelo sin tiempos de carga, es un milagro técnico para esta consola. Visualmente el juego es mejor, más nítido y potente que su predecesor.

La banda sonora de «Tears of the Kingdom» es algo fuera de este planeta. Desde su tema principal hasta el tema de los poblados. Todos están muy bien implementados y, la mayoría, mantienen la esencia de música de acompañamiento de la mayoría de los temas que se escuchaban por la Hyrule de Breath of the Wild. La épica de la historia es acompañada por la majestuosa música y la sonoridad de los combates contra jefes y enemigos comunes.

Tears of the Kingdom es la esencia de la aventura. Esa misma que hace que tengamos tanto miedo como emoción por lo desconocido. Cuando saltamos al vacío por primera vez en la gran isla de los albores, nos dimos cuenta de que estábamos a punto de experimentar algo grande e inmenso que, lejos de serlo por su contenido, lo es por lo que nos hace sentir.

Esta obra maestra indiscutible ha hecho lo imposible. Ha superado a Breath of the Wild, uno de los mejores juegos de la historia. Ha hecho que la comunidad experimente algo que nunca ha hecho. Porque no todos los días se publican juegos como The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom. Porque todos los días forman parte de la historia, pero sólo unos pocos son leyenda.

Esta es una de dos críticas que tenemos en la web de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, haz click aquí para leer la otra.


Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *