Cuando Namco lanzó el 15 de diciembre de 1995 la primera entrega de Tales of no se podían imaginar lo que iban a conseguir. Si bien el camino no ha sido el más agradable de todos, y todavía queda mucho por hacer, los cuentos más populares del JRPG llevan ya 28 años con nosotros, llevando a sus espaldas más de 18 juegos principales y una enorme cantidad de spin off (la mayoría only Japan, por desgracia…).
Pocas son las franquicias JRPG que mantienen sus estándares de calidad tan altos y logran, sin llegar a ser extremadamente populares, ser un verdadero éxito para sus compañías. Hoy somos muchos quienes vivimos esta aventura creando contenido en Internet, como los buenos de TwinGameFactory o el amigo Aschludio, y hoy ha vuelto mi turno en el blog.
Como ya os hablé hace unos días, he comenzado el reto #AñoTalesOf, con el que quiero pasarme todas las entregas principales y hacerles su correspondiente artículo, siguiendo el orden de lanzamiento de cada cuento. Hoy le toca a Tales of Phantasia, y si bien la idea original era hacer un análisis, he preferido cambiarlo a crítica por un motivo muy concreto.
Lo primero de todo deciros que, en VidaoPantalla, la diferencia entre análisis y crítica es que en los análisis evitamos comentar spoilers de los videojuegos, mientras que en las críticas nos podemos permitir ser más subjetivos y, a su vez, soltar spoilers. Por lo tanto, sí, este artículo tendrá spoilers, pero en su mayoría serán sobre el antagonista, Dhaos, y el final del juego.
Bueno… Sin el pero, porque básicamente es el spoiler mayoritario. De modo que, para que podáis leer este artículo sin problemas, haré un aviso de spoilers por el final, dejando la historia para entonces, y así todos contentos. También quiero deciros que he jugado la versión original de Super Nintendo traducida por fans, en concreto Traducciones Magno, pero la versión que criticaré será la de PlayStation, traducida por Absolute Zero.
Si queréis más información sobre los Tales of traducidos, aquí la tenéis. Originalmente Phantasia salió en 1995 en SNES, y trer años más tarde recibió un remaster para PlayStation, manteniendo todo su mundo, mapas, mazmorras y lore, pero añadiendo un personaje secreto desbloqueable, mejoras en la jugabilidad, y especialmente en el combate.
De hecho, solamente os recomendaría la versión de SNES si sois verdaderos fanáticos/as de Tales of, pues su remaster de PS1 es bastante más disfrutable y justo que su versión original. Tan justo que no he tenido que pararme a farmear en absolutamente ningún momento, llevando mi equipo al final con 56 con Cress, 53 con Mint y Klarth y 51 con Arche.
Si bien no ha sido un paseo, tampoco ha sido un infierno, y salvo en dos ocasiones que he tenido que centrarme mucho en la batalla, curarme, y por desgracia spammear un mismo ataque varias veces, no ha sido una experiencia agobiante que me llevara a usar trucos para completarlo. Verdaderamente es muy satisfactorio saber que, si no huyes de los combates, que aquí son aleatorios, no vas a tener problemas.
Además de que la economía no está tan rota, no irás sobrado de dinero hasta el final del juego, y algunas armas son bastante caras (aunque merecen mucho la pena). Como dato recomendaros que no dejéis que Mint use el hechizo barrier, pues se me ha crasheado varias veces el juego por ello.
El juego cuenta con todo lo que sabemos de un Tales of de toda la vida: un variopinto grupo de personajes que se llevan bien y que a veces tienen discusiones tontas, la posibilidad de equipar dos accesorios en vez de uno (que tiempos aquellos…), los clásicos objetos de siempre como los geles o las pociones de vida, la posibilidad de decidir en qué posición estarán los personajes al entrar en combate…
También hay un apartado de estrategia, pero bastante primitivo, con muy pocas opciones. Los títulos también están pero no sirven para nada, y también se puede cocinar, lo que ayudará sobre todo para recuperar maná. Otro dato curioso es que el juego cuenta con algunas escenas con doblaje y un par animadas, y se puede cambiar el nombre de los personajes, lo que hará que no suenen.
Visualmente el título es precioso, con ese estilo pixel art tan bonito y limpio de aquella época dorada de la primera PlayStation, con unos sprites bastante vivos. Pero se hecha mucho en falta que haya tan pocas escenas animadas, de hecho no es que se cuenten con los dedos de una mano, es que salvo el opening y otra escena en mitad del juego… No hay más.
En cuanto a su música destacar el maravilloso trabajo de Motoi Sakuraba y de Shinji Tamura, que con las limitaciones de SNES, y con el hecho de contar con un solo disco de PlayStation, lograron hacer verdaderas maravillas con el sonido. De hecho, la versión de Super Nintendo es considerada un milagro técnico, pues era prácticamente imposible para la época meter canciones con voz y audios en un cartucho de SNES y que sonasen tan limpias.
En esta primera entrega nació el Linear Motion Battle System, un sistema de combate algo simple hoy en día, pero genial en su momento. En este remaster, en vez de tener solo dos ataques equipables, podemos tener hasta cuatro, alternando entre ellos según dónde apuntemos con la cruceta.
Además, al contrario que en su versión original, aquí podremos controlar a todos los personajes, colocándolos los primeros en la formación. Sin embargo, y para mi desgracia, no es que sea algo muy rentable que digamos. Cress es el espadachín del grupo y quien más ataques aprende, Mint es la curandera, y rebajar su rango de habilidades a solo cuatro puede ser contraproducente.
Arche hace magia y le pasa lo mismo, y con Klarth, si bien con el tiempo algunos espíritus (es un invocador, que no lo he dicho) se hacen inútiles, no es muy gratificante jugar con él. Y para cuando consigues a Chester y quieres conseguir a Suzu, el personaje secreto, ves que tienes que farmear porque irán, por el final del juego, 10 niveles por debajo del resto.
Claro, puedes pararte a farmear, pero en esos momentos lo que quieres es seguir avanzando en un juego que puede durarte perfectamente 23 horas. Una recomendación es que siempre llevéis lluvia de espadas (o autumn sanstorm como lo llaman en esta traducción) con Cress ya que es una habilidad muy rota que puede causar mucho daño, y usar roaring lion o shining strike en los combates contra jefes que os cuesten, pues podréis tambalearlos para que no se muevan.
Poco más puedo contaros de un JRPG originario de Super Nintendo que no os haya dicho, así que vayamos terminando con la parte que tal vez pueda interesaros más, especialmente a quienes seáis fans de Tales of Symphonia: su historia. Empezaré con el principio del juego y después su desarrollo, y cuando empiecen los spoilers fuertes, avisaré, no os preocupéis.
Todo comienza un día normal en el pueblo de Totis, donde nuestro protagonista, Cress, se va de caza con su amigo Chester para conseguir comida para el pueblo. Previo a ello tenemos un flashback en el que vemos a un grupo de cuatro héroes derrotando y sellando a Dhaos, un poderoso brujo que es malvado por alguna razón.
Al volver de la caza, vemos como todo el pueblo ha sido destruido, en apenas cinco minutos de juego. Un inicio brutalmente impactante, da igual el año en el que lo juguemos, donde proliferan los cadáveres de tanto adultos como ancianos y hasta niños. La crueldad de una matanza en busca de un objeto importante.
Con sus últimas palabras, la madre de Cress le pide que huya a Euclid, donde vive su tío, para que este pueda protegerle. Chester sin embargo se queda para darles sepultura a sus vecinos y a su hermana pequeña. Es en Euclid cuando Cress es traicionado por su propio tío y enviado al calabozo tras robarle un colgante especial que sirve para sellar a Dhaos.
En los calabozos, escucha la voz de una mujer, que con sus últimas fuerzas consigue que Cress pueda escapar, y le pide que salve a la otra chica encarcelada. Esta es Mint, su hija, y Cress no es capaz de decirle que su madre ha muerto. Escapando, logran encontrar al ladrón que robó el collar, y tras despertar este a Dhaos, uno de los antiguos héroes que lo sellaron envía a Cress y Mint al pasado, donde deberán encontrar una solución.
Aquí conocerán a Arche, una semielfa con muchísima personalidad, y a Klarth, quién ha estudiado para ser un invocador de espíritus y forzará vínculos con estos. La historia siempre se mantiene interesante, esperando a ver qué ocurrirá, y no se mantiene aburrida en ningún momento. Tiene la duración perfecta sin alargar tramas ni meter relleno innecesario.
Por si fuera poco, en la versión remasterizada es posible ver las famosas skits pulsando el botón Select en el mapamundi. Lo mejor es que, cuando nos perdamos y no sepamos a dónde ir, podemos verlas para que los personajes comenten cuál es el siguiente objetivo. La historia se sitúa 4.000 años después de los acontecimientos de Tales of Symphonia, en el mismo universo, y se nota no solo por el lore, sino también por compartir temas musicales.
La historia tampoco es que vaya a explotarle la mente a mucha gente, pues es la clásica de “grupo de héroes se unen para derrotar a un señor muy malo muy malo que quiere destruir el mundo”, pero con un giro bastante interesante. Y es que es ahora cuando comienza la parte importante con spoilers, así que mucho cuidado.
Dhaos es un antagonista muy interesante. Al principio es verdad que aparenta ser el clásico enemigo del mundo que quiere destruirlo porque sí, pero cuando te enfrentas a él por primera vez notas un cambio muy importante. Antes de empezar la batalla, se mostrará muy reacio a luchar, ya que no tiene nada en contra del grupo de protagonistas, lo que te deja un poco descolocado.
Cress sigue insistiendo en que van a derrotarlo por todos los problemas que ha ocasionado, pero entonces Dhaos suelta la bomba: él quiere luchar contra la Magitecnología porque esta está consumiendo el maná del mundo, y él, siendo un habitante del planeta Derris-Kharlan, no lo puede permitir, pues sería la perdición para su pueblo.
Es entonces cuando te das cuenta de que Dhaos realmente pasaba por una situación muy parecida a la de los protagonistas. Los “buenos” estaban haciendo daño directa o indirectamente con sus acciones a los “malos”, y esto provocó un conflicto en el que Dhaos sacó la mayor fuerza de voluntad que pudo para buscarle una solución. Sus medios tal vez no eran los mejores, sin embargo, logras empatizar con él, y eso es algo difícil de conseguir.
Aunque todo esto que estoy comentando es solo una capa de profundidad que hay que comprender por medios propios, pues el juego tampoco hace mucho hincapié en este detalle hasta que le derrotas en sus tres fases. Un posible remake del título sí podría dar más información y hasta generar dudas en los protagonistas, pues solamente Mint se muestra empática con Dhaos, pero se queda casi en nada.
Sin duda, para ser el primer cuento de Namco, el inicio es bastante más que prometedor. Incluso a día de hoy, Tales of Phantasia ha envejecido de maravilla (tal vez la versión original no…), notándose casi como si tuviera la calidad de un JRPG indie de hoy en día, y eso es mucho decir. Ha merecido muchísimo la pena el viaje, y desde luego os lo recomiendo a todos/as, seáis o no fans de Tales of.
“Si de verdad existe la maldad, esta reside en el corazón de las personas”.
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