Hoy en día es muy fácil encontrar contenido sobre la supuesta guerra de consolas que estamos viviendo actualmente. Es como si este tema generase mucho tráfico y quisieran mantenerlo con vida para así… Un momento… ¿Por qué ha dejado de sonar la música? ¿Es que esto es un juicio del Ace Attorney? Volveré a empezar.
Cuando hablamos de guerra de consolas nos referimos a que los jugadores se pelean entre sí por ver qué compañía es mejor o cuál la tiene más grande (la cartera, digo). Y eso, estimados/as lectores/as, no es ninguna guerra de consolas.
Guerra de consolas fue la que se vivió en los años 90, finales de los 80, cuando Nintendo y SEGA lanzaron al mercado sus respectivas consolas, en concreto la Super Nintendo y la Mega Drive (o Genesis si eres del otro lado del charco). No solo por la publicidad tan abusiva y hoy en día de ética cuestionable, sino por una razón muy simple: supervivencia.
Hoy conocemos a Nintendo, PlayStation, Xbox, y, aunque no es una consola, el PC como plataformas principales de videojuegos, pero hubo una época en la que esto no era así. ¿Y si os digo que hubo una generación en la que había más de diez consolas entre portátiles y sobremesas? Y no de las mismas empresas, sino de varias. En el siglo pasado los videojuegos no gozaban del éxito que son hoy en día, el videojuego era considerado un mero entretenimiento infantil y todas las empresas electrónicas querían su trozo del pastel.
Por eso, después de la crisis del 83, quienes quisieran seguir en este negocio, tenían sí o sí que sobrevivir, y Nintendo y SEGA competían no por demostrar quién era mejor, sino por sobrevivir, por no ir a la bancarrota. Así fue como se generó la guerra de consolas que recordamos.
Lo que vivimos hoy en día no es más que un grupo de personas, probablemente con baja autoestima, hechizadas por las redes sociales y por la necesidad de imponer su opinión, sea de un modo agresivo o incluso positivo, como comenté hace tiempo. ¿Queréis que esta supuesta guerra deje de existir? Es muy fácil: cuando veáis a alguien tonto decir una tontería, no le hagáis famoso.
Sé que cuesta no reírse en su cara, a mi a veces también me pasa. Pero hagamos el sacrificio por una buena causa. Juega dónde te de la real de la gana y deja que los demás hagan lo mismo. Sí, quéjate de que Nintendo vende plástico, que Sony tiene a Jim Ryaner y que el Pobre Pass es cacota. Pero deja a los demás en paz.