Si me seguís por Twitter habréis visto que llevo un mes con South Park que no he podido detenerme. Siempre he sabido de la existencia de esta serie, pero nunca me he animado a verla, ni siquiera clips sacados de contexto. Lo único que sabía eran las pocas parodias que hubiesen podido haber en Los Simpson o Padre de familia, mi serie favorita de todos los tiempos (con respeto de Aquí no hay quien viva).
No recuerdo exactamente por qué fue, pero sí sé que vi la serie segundo por recomendación de mis seguidores y primero por el clip de la película Más largo, más grande y sin cortes de “Eres un cabrón, hijo puta”, un sainete musical bastante gracioso que, reconozco, además de la letra me gustó mucho la música de fondo.
Me pilló en un momento de necesidad. Ya estaba cansado de revisionar las dos series anteriormente mencionadas, y me hacía falta algo con lo que dijese “por fin, lo he encontrado”. Y vaya que si lo encontré. Gracias a Netflix pude ver la primera temporada, y después continué en Amazon Prime. Esta es mi historia y cómo South Park ha sido mi vía de escape.
Para poneros en contexto, he estado trabajando un año (con descanso en el verano) en un almacén. No es lo que había estudiado, pero gracias a este empleo pude pagarme los estudios del máster que estoy haciendo ahora y, sobre todo, liberar mi mente de negatividad y pesimismo ante un futuro comido por el Covid-19. Tras un año, finalicé mi primer ciclo y actualmente estoy en el paro, con 26 años y sin saber qué me deparará el futuro.
Aunque tengo esperanzas de que el máster me ayude a salir adelante, la mente humana es muy poderosa, demasiado, y si no logramos tranquilizarla… Bueno, no sé si habréis visto una película en la que a un demente le quitan su único pasatiempo, la pintura. Ya os podréis imaginar qué es lo que puede llegar a hacer. Por suerte yo no estoy así, pero sí sé lo que puede llegar a hacer la mente cuando has pasado por una depresión. Entre mis aficiones están los videojuegos y la televisión, así como todo lo relacionado con el contenido audiovisual (menos el cine, que soy demasiado sibarita y selecto).
En esas aficiones, me encanta el papel que tienen los niños en el audiovisual, pero la gran mayoría de veces suelen decepcionarme o dejarme con ganas de más. Por eso, cuando me dijeron que había una comedia negra protagonizada con niños, y vi todo el derroche de imaginación que ofrecía… No dudé un solo segundo en darle la oportunidad con interés.
Mi sorpresa era mayúscula. Por fin, por fin lo había encontrado, lo que tanto tiempo estaba buscando. Fue exactamente la misma sensación que cuando conocí a The Elder Scrolls 5: Skyrim, había encontrado lo que tanto estaba esperando, lo que iba a satisfacer todas mis necesidades, lo que iba a saciar mi sed, la que me enamoraría desde el primer momento.
Estaba viendo a niños siendo niños, pero en situaciones de adultos vistas desde un punto de vista no infantil, sino inocente. Aún recuerdo ese episodio de la bandera, ese en el que el Chef asegura que los niños son racistas por no querer cambiarla, pero entonces les dicen que el color de la piel no importa, que solo ven a cinco personas, y Chef se da cuenta de que casi se convierte en un racista.
Son esos mensajes que únicamente el humor negro de verdad, no el macabro que nada tiene que ver con este, logra conseguir que se transmitan de forma efectiva, directa y sin rodeos ni chorradas. Y este es solo un ejemplo de cientos. La serie es episódica, manteniendo algo de continuidad pero no como enfoque principal, al menos hasta que llegas a la temporada 16 o 17 en la que ya se nota que cada una de ellas cuenta una historia.
Esto puede suponer un problema, pues puede parecer que ha perdido su esencia y/o su calidad, o que se ha “simpsonizado”, pero todo lo contrario. Aunque creo que las primeras temporadas eran bastante mejores que las de ahora, no puedo decir que estas sean verdaderamente malas o que se sienta que quieren estirar el chicle por estirarlo.
Aunque nunca he vendido una serie de TV, sé lo que es desarrollar una, pensar en continuaciones y lo que es llevarla a un pitching para que te digan si sí o si no, y sé cómo se tuvieron que sentir Matt Stone y Trey Parker cuando vieron que su serie fue un éxito y se convirtió en un clásico de culto a día de hoy todavía vigente con su temporada 25 ya en emisión.
Cuando esto ocurre, es normal querer seguir adelante para seguir trabajando, y siento que han hecho un trabajo excelente. Claro que se echan de menos las situaciones y capítulos clásicos, sin embargo, puedo asegurar que no se ha vendido para generar dinero y audiencia y ya, ha mantenido los estándares de calidad que piden los fans.
Es ahora cuando me gustaría hablaros de los cuatro personajes principales que protagonizan esta historia, para más adelante poder hablar de otros detalles.
Empezamos por el que, por lo visto, es el elegido protagonista número 1 del show: Erick Cartman. Cartman sin lugar a dudas es uno de los personajes más desagradables que he visto jamás: es un crío egoísta, machista, racista, xenófobo, malcriado, palabrotero y, en resumen, lo peor que puede ser un humano.
Pero es ahí donde reside su gracia, porque Cartman es quién se atreve a hacer lo que nadie quiere hacer, es como el altavoz del mal con un estilo divertido y sarcástico. A modo de resumen, a Cartman lo vas a amar y odiar a partes iguales. Es mi niño menos favorito, y la verdad es que me da rabia que se salga con la suya casi siempre, pero supongo que es la gracia y el encanto de este personaje (también es verdad que se lleva castigos).
Gracia y encanto que se conjunta con Kyle, ya que suelen pelearse mucho y además este es el único que le plantaba cara al principio de la serie. La verdad es que a veces me preguntaba cómo es que llegaban a ser verdaderamente amigos… Independientemente de ello, Kyle me recuerda mucho a Brian Griffing.
Es un personaje algo serio e inteligente, y que suele ser la voz de la razón, pero a veces también es un recurso cómico y actúa como un niño de su edad, además de que se equivoca en algunos de sus razonamientos. Por suerte, no es un personaje que se contradiga tanto. Recuerdo un capítulo en el que dice que ser jugador de baloncesto es su sueño y que haría lo que fuera para serlo, y al siguiente ni se hace mención.
Un personaje interesante, la verdad, se nota que es considerado por algunos como el segundo protagonista junto con Stan.
Kenny ha sido una sorpresa. Al principio era el personaje que solamente murmuraba y hacía poco, solamente morir para, en el siguiente capítulo, volver como si no pasase nada. Conforme pasasen las temporadas esta broma quedaría como una anecdótica para no quemarla durante tantísimo tiempo, y más adelante empezó a vocalizar sus palabras, dándole más carisma.
Se nota que no tiene ningún respeto hacia sus padres por ser unos vagos que no trabajan y apenas pueden mantenerse. Esto nunca suele ser un tema principal lejos de un recordatorio de Cartman de que son pobres, pero en un especial de Halloween de la temporada 22 será clave para la trama y nos dará uno de los mejores episodios de la serie.
Kenny además tiene varias personalidades: una más hormonada y sexual, y otra que es su completa contraparte, Mysterion, una parodia de Batman que solamente busca el bien así como proteger a su hermana, dejando claro lo mucho que la quiere (con su hermano mayor nunca hemos tenido un diálogo). Una evolución genial y bien trabajada para darle personalidad a alguien que siempre ha estado ahí, esperando su gran momento.
Pero de los cuatro protagonistas mi favorito es Stan. Creo que es el más equilibrado de todos: a veces tiene su genio, otras veces se deja llevar por el grupo y otras veces simplemente está para estar. Me gusta por su personalidad y evolución, así como su relación con su novia Wendy y la evolución que ha construido con todo lo que ha pasado.
Por desgracia creo que está muy desaprovechada su relación con su hermana y no interactúa tanto con sus padres, igual con Randy algo, pero no tanto. Stan está considerado por muchos como el verdadero protagonista de South Park, pero yo soy de los que defienden que los cuatro niños son el protagonista en sí (aunque actualmente casi le dan todo el papel a Cartman).
Sin embargo, cuando hablamos de los niños protagonistas de la serie, siempre nos olvidamos que existió un quinto niño, que tuvo su propia temporada en la que sustituyó a Kenny por completo y hasta un capítulo exclusivo para presentar a sus padres, y os estoy hablando, como no, de mi queridísimo…
Con su verdadero debut en el octavo capítulo de la tercera temporada, Leopold «Butters» Stotch, o “el ser de luz más puro que existe”, ha sido la verdadera sorpresa. Ha sido quién se ha ganado mi corazón desde el primer momento en el que lo vi. Un personaje con un potencial tan grande y tan perfectamente bien aprovechado, que ha llegado incluso a eclipsar a otros como Pip Pirrup, quién tenía el papel original de Butters de ser el chico acosado solo que, en este caso, a un nivel muy fuerte (de hecho podríamos hablar algún día de la horrible y oscura historia que tiene este personaje, pero lo dejamos para otro momento).
Butters comenzó como un niño más de la escuela, pero tras la muerte “real” de Kenny que duró toda la temporada, fue elegido como el nuevo niño de la pandilla principal, donde pudimos ver su personalidad. La gracia que tiene South Park es que todos sus personajes, tanto niños como adultos, actúan de una forma muy adulta, malhumorada, egoísta y, en general, de una forma muy negra y desagradable.
Pero Butters no. Butters sigue siendo un niño de ocho, nueve o diez años, depende del episodio, que sigue actuando como tal. Sí, es cierto que en las temporadas actuales ha tenido sus momentos más tirados a este enfoque, pero muy pocos, y eso es lo que le hace tan especial y diferencia del resto. Tan solo mirad la siguiente escena:
Un cerrado de mente: el humor negro consiste en reirse de las desgracias ajenas, insultar a los demás y ridiculizar culturas, entre otras barbaridad éticas y morales.
La serie de humor negro tranta el tema del acoso escolar (y el acoso en general): pic.twitter.com/0t8MNoDGYV
— Shergiock el Cenizo (@_Shergiock_) March 24, 2022
Cuando vi esta escena por primera vez se me quedaron los pelos de punta. Es impresionante el discurso que se marca, especialmente porque él ha sido víctima de compañeros de clase, de su abuela y de su padre, siempre castigándole por absolutamente cualquier cosa que haga, lo que le ha generado muchísimas inseguridades. Por fin reunió el valor para decir no solo lo que piensa, sino una lección que a muchos se nos ha quedado en la memoria.
Y este no es más que un ejemplo de tantos. Butters es como si el espectador estuviera dentro de la serie, sabe que lo que hace tiene su sentido, especialmente si lo vemos desde el punto de vista de los niños, inocentes y puros, pero nos encontramos en un mundo donde los adultos son idiotas y los niños tienen mucho genio y carácter, como si fueran adultos en cuerpos de niños.
Es esa pureza la que hace que Butters sea tan especial, sobre todo para mi, pues es algo que verdaderamente estaba buscando. No quiero tampoco dedicarle más tiempo, podría hablar del Profesor Caos y cómo afecta a su personalidad, pero eso prefiero dejarlo para un posible futuro artículo de opinión exclusivo para él. Butters, mi niño, te quiero un montón.
Estos son los principales, pero también hay otros con su carisma y participación en la serie como Randy, el padre de Stan, el Sr. Garrison y otros niños como Wendy y Craig. Algunos, con el tiempo, han desaparecido, siendo algunos poco recordados, como Gran Al o el Sr. Esclavo, así como la conductora del autobús escolar y la profesora sustituta (no recuerdo sus nombres, imaginaos), pero otras pérdidas duelen, como Pip o Chef.
Pip entiendo que todo su potencial se vio eclipsado por Butters y no había necesidad de seguir quemando un personaje, y por suerte tuvimos un capítulo especial para contar su historia desde un punto de vista fantasioso. Pero Chef sí me dolió, pues creo que, cuando dejó de ser el único adulto en el que confiaban los niños, supo reinventarse, luchando por los derechos de las personas negras.
Y luego están casos como el de Barbrady, sustituido por una comisaría entera de policías racistas y con breves apariciones puntuales. No se siente que se hayan eliminado por eliminar, sino que han cumplido su rol y mejor darles muerte que quemarlos hasta convertirlos en algo repudiable, como Lisa Simpson en la actualidad.
Lo que me gusta de los personajes, especialmente los niños, es cómo hace inclusiones geniales. El caso más llamativo es el de Jimmy y Timmy, dos niños discapacitados que han dado mucho juego a escenas inolvidables. Desde los divertidos “¡Timmyyyyyyyy!” que sacan una ligera carcajada, a los chistes de Jimmy y su enorme personalidad, comprometido con el deporte y el periodismo libre e independiente.
A ello se les suma Nathan y Mimsy, que aparecen poco, pero lo poco que aparecen es un diamante, pues hacen una perfecta parodia de los dibujos animados en el que uno es el jefe que idea un plan que siempre le sale por la culata y el otro es el lacayo tonto que obedece y destruye los planes. Pero fuera de ello, me encanta ver cómo South Park se toma en serio las cosas entre tanta risa y se atreve con lo que apenas nadie se atreve.
Os hablo del cura del pueblo, que todo el mundo toma como pedófilo, y él no lo es. Hay un capítulo en el que Butters se hace su amigo, y deja muy claro que no todos los curas son así pero, al mismo tiempo, hace una crítica a quiénes sí lo son, y el mensaje tan bonito que presentan… Me parece digno de reconocer a la comedia negra. Otra escena más de Butters:
Butters demostrando ser de nuevo el mejor personaje de South Park. pic.twitter.com/7pjaMvbGTR
— Shergiock el Cenizo (@_Shergiock_) January 29, 2022
Si tuviera que hablaros de mi episodio favorito, muchos son los que se han quedado en mi memoria: el de Butters cuando viaja a México, el del Show de Butters, el de Butters cuando se hace proxeneta, el de Butters cuando… Aparece en pantalla… Sí, creo que he dejado claro que es mi personaje favorito de la serie, pero ahora en serio, creo que mi episodio favorito de South Park es el quinto capítulo de la temporada 22.
Este es, probablemente, el capítulo más puro de todo South Park, el capítulo más especial para mi y que verdaderamente logró que me emocionase. A modo de resumen, es Halloween y los niños quieren ir a pedir caramelos. Hay extraños patinetes eléctricos que aparecen en todas partes, y se pueden utilizar mediante una app para smartphones. El grupo idea un plan para conseguir caramelos más rápido y así conseguir más.
Pero Kenny no puede, ya que al ser pobre no tiene smartphone. Es, posiblemente, el momento que más me ha afectado. Que un niño no pueda jugar con sus amigos por su situación económica y que, además, estos lo aparten del grupo. No sé si alguna vez en el colegio o instituto os han hecho el vacío por el motivo que sea, pero creedme que no es algo que quieras vivir, menos a esa edad.
Es ahí cuando se te parte el alma, ver cómo Kenny tiene que irse y buscar amigos con los que ir. Pero todos los niños tienen el mismo plan que el grupo, lo que provoca una rencilla entre todos, pues nada más acabar las clases el pueblo es todo un caos. Se le suman los adultos parodiando una situación de apocalipsis buscando caramelos por todos lados para poder abastecerles.
Sin duda, mi capítulo favorito y que os recomiendo un montón ver, incluso si no habéis visto nunca la serie, solo por las risas (a todo esto podéis verla en Prime Video y Vodafone TV). Lo gracioso de esta serie es cómo emplean la imaginación, cómo cosas de niños aparentan ser de adultos, es tal el derroche de imaginación que… Me gusta, si es que la idea de Butters siendo proxeneta daba para un cortometraje muy bueno.
Así es como llegamos a la parte final del artículo donde ya dejo de escribir, para hablaros de lo que probablemente os gustaría que hablase, y es de los videojuegos. Por desgracia no he podido jugar los clásicos, que tengo entendido no son muy allá, pero sí he podido jugar los RPGs distribuidos por Ubisoft, y madre mía cómo los he disfrutado.
El primero de ellos es La vara de la verdad, un RPG por turnos bastante curioso que recuerda bastante a Paper Mario, lo que le da automáticamente infinitos puntos, pero que por desgracia lo sentí como un RPG muy facilón y con potencial desaprovechado. Las mazmorras están interesantes así como la historia y las distintas habilidades a las que tenemos acceso.
Pero se me hizo un RPG bastante sencillo, facilito, para sentarse, relajarse y, en cierta medida, ser como Paper Mario: un acercamiento al género a gente que apenas lo ha tocado. El caso es que no lo considero un mal videojuego en absoluto, pero sí es verdad que noté que podía haber sido un poco más ambicioso.
No obstante, como primer contacto no está nada mal, y el humor de la serie así como las habilidades hacen que sea muy divertido jugar, pero sí tengo que decir que si encontráis la edición Deluxe de Retaguardia en Peligro que la pilléis, pues tendréis un código de descarga de La vara de la verdad completamente gratuito, y dicha edición Deluxe es fácil de encontrar de primer mano a buen precio.
El que sí me pareció un juegazo, mucho más largo y con un sistema de combate más avanzado y divertido fue Retaguardia en Peligro. Este título arregla lo malo del primer título y mejora lo bueno que tenía (curiosamente el mismo caso que Paper Mario con Paper Mario: La Puerta Milenaria).
La historia se hace un poco más seria aunque manteniendo ese estilo absurdo característico de la serie, esta vez con el doblaje al castellano, y con un ritmo bastante bueno entre campaña y misiones secundarias. El combate es ahora más estratégico, llegando casi casi a recordar al género Tactics, y verdaderamente se hace de disfrutar.
Ha sido una de las sorpresas del año, y seguramente esté en el TOP 10 videojuegos favoritos que he jugado por primera vez este año. Ahora, ¿es necesario jugar a La vara de la verdad para jugar este? Meh… Sí y no. Realmente te vas a enterar de todo lo que pasa, porque mientras este tiene una historia clara, el otro juego es más bien anecdótico, como un día más en la vida del pueblo.
Para concluir, South Park ha sido la sorpresa del año. Durante más de un mes he visto la serie y la película, que al ser un musical también se ha llevado infinidad de puntos, y me ha ayudado muchísimo a despejarme la cabeza. Es algo que siempre he soñado con ver, y había estado aquí todo este tiempo.
No tengo palabras (bueno, en verdad acabo de escribir unas 3.400) para expresar lo muchísimo que me ha gustado esta serie. Ahora mismo, mientras preparaba el artículo, la he vuelto a empezar y estoy en mitad de la cuarta temporada, muy contento por saber que llega la de Butters, que en serio ha sido quién más me ha gustado de todos los personajes.
Gracias. Gracias, simplemente gracias. No hay más.