Esta última década el mundo de los videojuegos no ha parado de crecer gracias al auge de los estudios indies y todos los juegos que estos han hecho con tanto cariño, teniendo en cuenta el poco presupuesto con el que suelen contar.
Pero siempre nos solemos fijar en esos juegos creados por una sola persona en su mayoría, se nos viene a la cabeza Undertale, Stardew Valley, To the Moon, Braid; todos ellos siendo juegos que han marcado a muchos usuarios o directamente a muchos desarrolladores.
En esta ocasión os traemos el análisis de Bright Memory: Infinite, un juego también creado por una única persona, que nos ha tenido enganchados y esperemos que también sirva de ejemplo de lo que son capaces de hacer los desarrolladores independientes.
Infinite: La mejor versión de Bright Memory
Este título ya se mostró en un State of Play, seguro que recordáis lo vistoso que era gráficamente, esas peleas en primera persona mezclando armas de fuego, con soldados de civilizaciones antiguas y una katana. Muchos seguro que lo apuntaron para tenerlo en el radar, pero si es cierto que parecía un tanto caótico. Y siendo honestos es una experiencia gratificante, corta y que deja con muy buen sabor de boca. Teniendo ya un predecesor, Bright Memory, que nos ofrecía un pequeño rato de juego, como mucho llegaba a la media hora de juego. Pero esta versión completa del juego, aunque no sea muy larga en comparación -más o menos unas 2 horas y media de juego– sí que cuenta con desafíos y logros que pueden incentivarte a revisitarla puliendo tu maestría.
El apartado técnico del juego es impecable, está muy bien optimizado en su versión para PC, y a nivel artístico también se siente muy cuidado y hecho con cariño. La mezcla entre todos los efectos climáticos en pantalla, la velocidad, las partículas y la iluminación hace que el juego luzca de una manera increíble mientras nos deslizamos a toda velocidad acabando con nuestros enemigos.
Al más puro estilo arcade
No hay que venir esperando una gran historia, lo que Bright Memory nos intenta ofrecer es diversión frenética con muy pocas pausas. La historia no es nada llamativa, de hecho a cada sección que juegas menos sentido tiene. Pero las situaciones tan diferentes que nos ofrece suple esa carencia por parte del guion. Claro está que es un título muy lineal, así que no esperéis mucha exploración aunque si que tenga algún sitio oculto con objetos.
Sin olvidar un toque muy importante poder usar una katana, lo cual le da un toque a hack n’slash, el juego también cuenta con diferentes movimientos, como por ejemplo poder atraer, empujar y hacer combos con enemigos a distancia, en el aire o en tierra.
En cuanto a variedad de armas no es que destaque mucho -teniendo en nuestro arsenal: pistola, escopeta, rifle francotirador y rifle automático– y cada zona en la que desbloqueas un arma está claramente diseñada para que uses dicho arma para avanzar de forma más óptima. A esta escasez de armas la suple las diferentes habilidades que podemos usar en combate, pudiendo mejorarlas o desbloquearlas gastando puntos que se consiguen derrotando enemigos.
Sus puntos más flojos
Teniendo en cuenta el tipo de juego que es, si es cierto que hemos echado en falta más bosses, teniendo el juego solo 2 distintos con variantes. Y que los enemigos no hacen mucho por sacarnos de nuestra zona de confort, ya que prácticamente se podría completar el juego solo usando las armas principales, sin tener que usar los poderes con los que cuenta nuestra protagonista.
Tiene dos situaciones muy distintas que suponen un cambio en el gameplay, pero se notan añadidas con calzador, siendo una de estas la función de sigilo, que en un juego con la premisa de ser ágil y frenético, no le sienta muy bien.
Otro punto que juega en su contra es la ausencia de un sistema de puntuación, ya que aunque habrá usuarios que lo rejugarán por los logros, no hay una forma clara de saber lo bien o lo mal que lo estás haciendo. Cosa que en un juego con tintes de hack n’slash es muy importante.
Directo al grano
Nos ha parecido una experiencia gratificante y súper divertida. Es una pena la poca variedad de enemigos que tiene y tenerte que forzar a jugar de una forma diferente aunque ellos no hagan nada para ponerte las cosas más complicadas. En definitiva, es un juego que seguro que para muchos tendrá momentos memorables gracias a su apartado técnico y que prioriza la diversión ante todo. Y si bien es muy corto, si te apetece una experiencia divertida, rápida y que te puedas terminar en una tarde es muy buena opción. Con el añadido de poder rejugarlo en mayores dificultades, donde sí que supondrá un mayor reto. El único inconveniente que podéis encontrar es el precio, que aunque haya salido a precio reducido, 20 euros tal vez os suponga demasiado. Pero si solo lo queréis jugar una vez y lo encontráis de oferta os animamos a echarle el guante.