Durante la sexta generación de consolas vivimos una época de crecimiento en los juegos de conducción, tanto de sagas consolidadas como de nuevos éxitos: viejos conocidos como Gran Turismo, con su tercera y cuarta entregas respectivamente, Need for Speed viviendo una de sus épocas más míticas con juegazos del nivel de Underground 1 y 2 y Most Wanted, Ridge Racer, WRC o Colin McRae Rally centrándose en la categoría de rally o incluso la veterana OutRun, que en 2006 se marcó una reimaginación del juego original con OutRun 2006: Coast 2 Coast. También vimos surgir nuevos juegos que llegaron al nivel de franquicias, como Juiced, Midnight Club, FlatOut o la que aquí nos ocupa, Burnout.
Como veis en el título, voy a hablar de Revenge, la entrega que salió en 2005 y que, para mí, cargaba con todo lo aprendido a lo largo de la saga y tenía un equilibrio perfecto. Hay varios motivos por los que me he centrado en esta entrega, ¿y por qué no en Burnout 3? cualquiera que conozca la saga, sabe que la tercera entrega fue la que dio con la tecla después de dos entregas decentes pero que no destacaban demasiado, y que puso el nombre de Burnout en el radar. Siempre se le ha dado a esta entrega todo el cariño y reconocimiento (y con razón), y por eso mismo quiero hablar de su sucesora, un juego muy equilibrado y divertido, mejoraba en algunos aspectos e incluía novedades, como el modo ‘Traffic Attack’.
También es digno de mención Burnout Dominator, la entrega que seguía a Revenge y que llegó dos años después, que no consiguió igualar la calidad e impacto de los títulos anteriores, algo que no se antoja descabellado sabiendo que Criterion Games, la desarrolladora original de la saga, no se hizo cargo del juego al igual que Burnout Legends, el título menor de la saga que salió para consolas portátiles PSP y Nintendo DS.
Hay un factor personal por el que me he decantado por Burnout Revenge (a parte de su gran calidad), y es que supuso mi entrada en la franquicia y es el juego que más horas se ha llevado en mi PlayStation 2 de la saga, por lo que cuando le eché el guante a la tercera entrega no me causó el mismo impacto. Reivindico este juego (y la saga en general) como uno de los mejores juegos arcade de conducción de su generación; la sensación de velocidad ha sido una de las más logradas que he visto, cosa que no he visto en entregas posteriores, como en Burnout Paradise (ya para PlayStation 3).
No solo nos tocaba volver a destrozar a nuestros rivales a base de Takedowns, también teníamos que hacer malabares para esquivar a vehículos pesados que iban en la misma dirección que nosotros, mientras que nos llevamos por delante al resto de coches. Salvo que nos metamos en el carril que va en dirección contraria (que el juego nos premiaba dándonos turbo), ya que ahí tocaba evitar cualquier coche ya que suponía accidente al instante. Siendo sinceros, no era la entrega que más innovaba, ya que seguía el camino marcado por Burnout 3, pero la mejora gráfica y, en general, de las pistas, que contaban con varias rutas para sorprender a rivales y obstáculos con los que estrellarnos, le daban un plus a las carreras que las hacían muy adictivas.
También contábamos con modos que rompían un poco la dinámica de luchar contra rivales, como el ‘Traffic Attack’, en el que tocaba embestir a los coches de calle, o el ‘Drain Damage’, introducido en la anterior entrega y que funcionaba muy bien para cambiar un poquito el ritmo y en el que debíamos envestir a tráfico y provocar un accidente multitudinario. Sin duda, este modo siempre ha tenido unas vibras en la línea Carmageddon (aunque sin los recordados peatones).
Otro elemento que siempre ha estado de fondo y, le ha dado el toque perfecto, ha sido la banda sonora. El juego que tenemos entre manos incluía temazos perfectos para un juego que se desarrolla a velocidades de vértigo, contando con bandas como Pennywise, Avenged Sevenfold o Billy Talent; pura adrenalina para destrozar a nuestros rivales
¿Nunca habéis tenido la oportunidad de jugar a esta veterana saga? Si os gustan los juegos de conducción arcade, Burnout es una de las opciones más divertidas. Tal vez las dos primeras entregas flaquean y les faltan los elementos que la elevaron a ser una de las más famosas de su época pero son muy disfrutables, y contáis con un buen puñado de Burnout para elegir. En la generación pasada podéis disfrutar de Paradise, que tiene una versión remasterizada para PS4 y Xbox One, pero si os tengo que recomendar uno, siempre será Burnout Revenge.