Definir qué es un videojuego no es una tarea muy fácil. Unos lo definen como arte en general, otros como una obra que debe generar inmersión en el jugador y enseñarle algún valor, y otros como mero entretenimiento electrónico. Todas definiciones muy correctas y respetables, aunque si me lo preguntáis a mi, no hay que quedarse nunca con una única definición, indiferentemente del videojuego que estemos tratando.
Lejos de estas definiciones, me gustaría defender que no todos los videojuegos tienen que ser iguales y, a su vez, no deben ser juzgados de forma igual. Al hacerlo, rebajamos el valor personal que tienen las obras de forma individual, y no me gusta ese tipo de prácticas. Por ejemplo, comparar a Link, el protagonista de The Legend of Zelda, con cualquier otro protagonista de videojuegos.
Link, al igual que la saga Zelda, es un personaje único de una saga única en su especie, de una saga que, cuando salen juegos que se le parece, la gente no suele pensar “anda mira, un dungeon crawler de aventuras”, sino en “anda mira, un Zelda”. Por eso es erróneo, para mi por supuesto, hacer ciertas comparaciones.
¿Pero qué tiene que ver todo esto con 51 Worldwide Games (51 juegos de siempre en adelante)? Muy sencillo: este título está pensado para sentarse, para relajarse, para disfrutar solo o en compañía, para encender la consola, elegir y disfrutar. Y esto no debería quitarle prestigio ni debería infravalorarse como “otro juego para casuals”, pues aunque pueda ser verdad que no está pensado para un público hardcore, no significa que no merezca la pena y ni mucho menos en tener reconocimiento.
51 juegos de siempre nos ofrece 51 juegos de toda la vida: de cartas, de tablero, con fichas e incluso otros más elaborados como fútbol, golf, billar, pesca… Así como una pequeña serie de desafíos y curiosidades a desbloquear mientras juegas. Porque eso es lo que vas a hacer en 51 juegos de siempre: jugar.
A veces nos olvidamos que los videojuegos no consisten solo en aprender filosofía o vivir una aventura de locura o diseñar una estrategia para avanzar. Eso está genial, por supuesto, sin embargo, no deberíamos olvidar la razón por la que existieron, jugar. Ese es el valor que tiene la obra y que quiero defender en este análisis.
Lo primero que se nos pide es hacer un avatar. No hay mucha personalización, porque no le hace falta. Después, nos dejarán jugar a todos los juegos disponibles. No voy a explicarlos todos porque perderíamos mucho el tiempo, pero sí me gustaría hablaros de mis favoritos. Os aviso de que al final de este vídeo os dejaré un tráiler donde se explican brevemente.
De entre todos me gustaría destacar “Código Secreto”, un minijuego en el que deberemos descubrir qué colores están ocultos. Para ello, deberemos colocar unas canicas de colores en cierto orden y, al terminar, nos dirán si hemos acertado la posición y los colores. Dependiendo de lo que ocurra, deberemos pensar y ejercitar el cerebro para pensar con lógica, y aunque al principio te costará pillarle el truco, más adelante verás que no hay nada más satisfactorio que descifrar el código en pocos turnos (como los Souls).
Otro que me encanta es Generala, pues es como el póker, pero con dados. Y lo mejor es que si no sabes lo que es tener un full, una escalera larga o corta, no debes preocuparte, pues tendrás un pequeño texto para ayudarte así como dibujitos para refrescarlo. ¿Y hace falta saber previamente las reglas del juego para jugar?
No, porque cada vez que empieces a jugar podrás ver un simpático tutorial donde te explicarán cómo jugar. Lo único negativo es que siempre te va a salir nada más empezar, sin opción a decidir si no quieres que te salga, pero no te preocupes que puedes saltar la escena voluntariamente.
De hecho otro “problema” del juego es que cada vez que entres no tendrás la pantalla de minijuegos como la habéis visto al principio, sino en línea recta, y hay que pulsar X para alternar. Se podría haber dejado que la pantalla quedase como la dejaste la última vez que jugaste. Y otra cosa, si en mitad de la partida tienes que dejar de jugar, se creará automáticamente un punto de guardado para continuar más adelante.
También es posible jugar en multijugador local y en línea, por supuesto. Destacar la banda sonora atmosférica, el doblaje al español y un estilo artístico muy bello y realista, manteniendo la esencia que solo la magia de Nintendo puede lograr, así como la vibración HD.
En definitiva, 51 juegos de siempre es un título que sí o sí tiene que estar en tu biblioteca. Lo puedes encontrar fácilmente por 33€ en tiendas y realmente los merece muchísimo. Siempre encontrarás un hueco para jugar una partida o dos, no es un título con el que vayas a viciar durante muchas horas seguidas, sino partidas breves cada X tiempo.
Es el videojuego en su máxima pureza.