Una cosa que me molesta especialmente cuando se presenta un videojuego es dar por hecho que automáticamente va a ser GOTY. No me malinterpretéis, no estoy diciendo en ningún momento que nadie pueda considerar un videojuego como el GOTY o como el suyo personal, ese no es el qué de mi columna.
Ni siquiera me molesta que se use la frase como un mero “enfatizador”. Por ejemplo, para mi este año, hasta que salga Tales of Arise, Little Nightmares 2 es mi GOTY sin ninguna duda. Pero ni lo voy a imponer ni me va a molestar que no esté ni nada por el estilo. Lo que sí me molesta es cómo está actuando en estos momentos nuestra comunidad de videojugadores.
Da la sensación que hoy en día si un videojuego no recibe multitud de mensajes de que “va a ser el GOTY, es clarísimo aspirante a GOTY” y demás, es como si no existiera. Le damos muchísima publicidad a ese tipo de juegos, e incluso videojuegos que no nos gustaría que tuvieran esa popularidad (siendo verdugos de su fama en muchos casos).
Y yo me pregunto: ¿y qué más da que un juego sea GOTY o no? Para ti el Metroid Dread puede ser un GOTY, que para mi no, que para mi puede serlo el Little Nightmares 2, y tú pensar que no. Da exactamente igual, sea GOTY o no lo sea, lo que importa es que tú hayas disfrutado y ya está.
Pero no, es mejor ponernos a discutir y a escribir de forma superficial y pedante sobre quién debe ser el GOTY y quién no. Como si no tuviéramos suficiente con que ahora los videojuegos si no tienen un 96 de media ya no son buenos y si tienen un 80 ya es una basura.
Nos estamos cargando la industria de los videojuegos: empresarios y clientes.