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[Análisis] Hyrule Warriors: la era del cataclismo

Parecía imposible, pero finalmente ha ocurrido. Exclusivo para Nintendo Switch, Hyrule Warriors: la era del cataclismo ya está a la venta y ha firmado uno de los mayores éxitos de Koei Tecmo, y el mayor de todos los títulos del género musou (Warriors), un género que en los últimos años ha sabido evolucionar y quitarse esa mancha de “machaca botones”.

Omega Force ha puesto toda la carne en el abrasador para traernos una experiencia no solo para los amantes del musou, sino también para los de The Legend of Zelda, pues su jugabilidad y esencia se basa en Breath of the Wild, la última entrega principal de la saga en WiiU y Nintendo Switch.

Mezclando ambos elementos, se ha creado un juego único, ambicioso, al que se le ha notado el cariño y dedicación (aunque esto pueda no haberse visto en el apartado técnico). Sin ninguna duda podemos decir que estamos ante un exclusivo de la híbrida que no te puedes perder, tanto si eres fan de Zelda como del género musou.

[Análisis] Hyrule Warriors: la era del cataclismo

La historia nos sitúa 100 años en el tiempo antes de los acontecimientos de Breath of the Wild, cuando el reino de Hyrule se prepara para luchar contra Ganon el Cataclismo. Con el tiempo esta nos irá mostrando al resto de personajes, entre los que se encuentran los cuatro Elegidos, así como otros conocidos de la entrega original.

No vamos a desvelar a los personajes controlables, pero sí diremos que hay muchísima variedad entre ellos. La historia cada vez se va poniendo más interesante, con algún que otro giro inesperado, y estas vienen con secuencias animadas y dobladas, un detalle que se agradece, pues Hyrule Warriors: la era del cataclismo se convierte así en el primer musou con doblaje al español.

En nuestro caso hemos jugado con doblaje japonés y hay que decir que se ha hecho bastante agradable. Como último detalle indicar que esta historia puede duraros unas 18 horas, pero si hacéis misiones secundarias en el camino (hemos jugado en dificultad normal), podéis completarla en 35 horas perfectamente.

[Análisis] Hyrule Warriors: la era del cataclismo

Sobre el apartado sonoro, además de incluir doblaje a varios idiomas, en los efectos sonoros no hemos encontrado nada realmente a destacar, cumple a la perfección con su cometido. Eso sí, la banda sonora nos ha sorprendido gratamente, pues se aleja del clásico rock y metal de los Warriors para ser más The Legend of Zelda.

Por supuesto cuenta con temas originales, pero la gran mayoría son remixes de Breath of the Wild. Una de las críticas que recibió el título fue tener una banda sonora no tan espectacular como otros juegos de la saga, no obstante, el equipo de compositores han sabido coger esa base para ofrecer unos temas increíbles, un deleite para los oídos.

Algunos como el tema de Revali o el de Mipha nos meterán de lleno en la acción épica del combate, nos harán sentirnos poderosos, con fuerza para acabar con los enemigos. Aunque se pueden echar de menos esos temas metal y rock a los que Omega Force nos tiene acostumbrados, se agradece ser más fiel a la obra en que se inspira.

Sin embargo, en el apartado gráfico es donde más nos ha dolido Hyrule Warriors: la era del cataclismo. Los videojuegos, especialmente los de Nintendo, no son mejores o peores dependiendo de su potencial gráfico. Comparar un estilo más realista con un estilo más animado y decidir cuál es mejor o peor no sería nada justo. Cada uno tiene su propio estilo artístico, y eso es al final lo que se debe valorar.

Si el de Breath of the Wild ya era bello, un spin off basado en este no iba a ser menos, y así es. El musou básicamente usa el mismo motor gráfico y se ve exactamente igual… No obstante hay un problema bastante grande, y es el rendimiento. La resolución de la mayoría de escenas es un poco borrosa, no es molesto, pero sí llama la atención, especialmente si las comparas con otras que sí están más nítidas.

Este detalle decepciona, pues en los tráilers se ve algo completamente diferente. El juego es perfectamente jugable, y claro que no lo hace peor esta situación, mas no podemos pasarlo por alto en un análisis. Ahora, hay algo que preocupa más, y es la estabilidad de fotogramas por segundo.

Los juegos derivados del hack n’ slash necesitan sí o sí una estabilidad de fotogramas. De 60 o de 30, pero una estabilidad que no baje en ningún momento. Y aunque esto no pasa siempre que juegas, en el momento en que hagas un ataque fuerte o especial a un jefe o mini jefe y alrededor haya enemigos… Prepárate para el espectáculo.

No es para nada injugable y pasa en muy contadas ocasiones. No vas a fallar ni perderás por esto, pero sí que es un detalle muy incómodo y molesto, del que estamos seguros con actualizaciones y parches se arreglará, lo que pasa es que lanzar al mercado un videojuego de este calibre con un P.V.P. de 59,99€… Puede no ser lo más correcto para tu público, sobre todo si tenemos en cuenta que Nintendo Switch puede mover esos 60fps en juegos musous. 

Títulos como One Piece: Pirate Warriors 4 o, sin ir más lejos, Hyrule Warriors: Definitive Edition sí se mueven a 60fps. ¿Cuál es el motivo detrás de ello? La única respuesta posible que se me ocurre es que tenían que lanzar el juego ya por motivos empresariales, pero que por el Covid-19 este detalle no lo han podido tratar. Si en un futuro saliese una actualización que arreglase este problema… Entonces pasaríamos con tranquilidad al siguiente punto, que además es el más fuerte: la jugabilidad.

Como cualquier musou, el objetivo del juego es sencillo: derrota hordas de enemigos, captura bastiones para frenar al enemigo, y acaba con los jefes para completar la misión. Esto es lo que haremos en las misiones principales generalmente, algo que puede llevar a la repetición y monotonía para algunos usuarios, no obstante, existen soluciones para evitar esta sensación.

Lo primero son los mapas, que ahora son más grandes y con niveles de altitud en su mayoría, lo que permite una recreación bastante fiel del Hyrule en el que se basa. En este caso no capturamos zonas, sino bastiones, y lo positivo es que no se tratarán de bastiones cuadrados como estamos acostumbrados, sino que prácticamente el 90% de estos serán variados: más redondos, más abiertos, más cerrados, más estrechos, más variados…

Se agradece al venir de una entrega en que cada bastión era igual al anterior. Los mapas son bastante grandes, y si llegamos a perder toda la vida, podremos volver a empezar desde el principio o desde el último punto de control. Como ya hemos visto en otras entregas, a los miembros del equipo podremos darles órdenes para ir a un sitio u otro, pero no termina de funcionar correctamente, pues una vez lleguen y cumplan su objetivo, se quedarán ahí a menos que les demos otra orden.

Esto puede ser algo molesto, pues tener que parar la acción para decir a tres (o cuatro personajes que son el máximo que puedes controlar en un nivel) personajes a dónde tienen que ir puede ser un poco tedioso. Por supuesto, se agradece tener una función que permite tener controlada la situación de dónde está y a dónde va cada uno. Si tan solo al cumplir la orden se quitase de alguna forma…

Fuera ya de la campaña tenemos multitud de misiones secundarias: por una parte están los “pedidos” y por otra las misiones. Los “pedidos” consisten en entregar una cantidad X de objetos para conseguir una bonificación, receta de cocina y similares. Por ejemplo añadir nuevos combos a un personaje, corazones o barras de ataque especial.

Las misiones variarán entre “llega a tal punto del mapa abriendo puertas derrotando enemigos y luego enfréntate a un jefe”, “derrota a tantos enemigos en tanto tiempo” o “conquista zonas y derrota al jefe”. Puede parecer muy repetitivo, y en esencia lo es, sin embargo, la gracia del asunto está en la variedad de personajes por controlar.

[Análisis] Hyrule Warriors: la era del cataclismo

Ninguno de los personajes disponibles se parecen en nada, cada uno tiene su propio estilo, y aprender a controlarlos todos es una gozada. Cierto es que no hay tantos personajes como en Hyrule Warriors: Definitive Edition, pero tal vez es por ello por lo que al final acabarás usándolos todos, porque vas a tener tiempo para hacerlo. Además, al igual que en el juego original, si esquivamos en el último segundo entraremos en tiempo bala y podremos hacer más daño al enemigo.

Además, contamos con una sala de meditación donde podremos entrenar todas las técnicas y habilidades del personaje con total tranquilidad. Lo que hubiera estado bien es que esta sala también estuviese disponible durante los tiempos de carga, ya que aunque en la campaña no los notaremos tanto, porque parte de ese tiempo tenemos a un personaje narrando la historia, en las misiones sí lo notaremos.

Los tiempos de carga no son excesivamente largos, lo normal es un juego de este calibre en Nintendo Switch. En la pantalla podremos controlar al mini guardián con L, R y B, y aunque no era necesario, se habría agradecido tener dicha sala a modo de minijuego para entretenernos durante la carga.

Otros detalles del combate está en la tabla sheikav y los cetros mágicos. Con estos podremos quemar, congelar y electrocutar al enemigo y, si son vulnerables a ese elemento, saldrá su indicador de punto débil, el que, al vaciarlo, nos permitirá rematarlo ejecutando un ataque demoledor.

También podemos curarnos, pero esto, al igual que con los cetros, solo lo podremos usar al derrotar a invocantis elementales y consiguiendo manzanas en el mapa, que por cierto tiene escondidos secretos como cofres del tesoro y kologs, con una función similar a la de la entrega original. Lo malo es que, al encontrar uno de estos, no se te anota en el mapa ni te indican cuántos te quedan.

Por último tenemos la tabla sheikav con las bombas, el imán, el congelador y paralizador, y la paravela, con la que podremos planear durante un corto periodo de tiempo. Eso es lo que tendremos al controlar a un personaje, pero no todo acaba aquí, pues los desarrolladores han dejado un último caramelo: controlar a las Bestias Divinas.

Cambiando radicalmente la jugabilidad, las Bestias Divinas nos permiten ser enormes y destruir a cientos de enemigos pulsando un solo botón. Pasamos del hack n’ slash a un shooter en primera persona muy similar entre las cuatro, aunque con la diferencia de ataques especiales. Vah Ruta lanzará cohetes de hielo teledirigidos, Vah Naboris truenos a su alrededor, Vah Rudania un bombardeo de rocas, y Vah Ruta podrá atacar tanto en alta altura como en la tierra.

Su punto fuerte es, precisamente, creerte fuerte, poderoso, una máquina de matar con que poder hacer 1.000 K.O.s de un solo golpe si lo haces bien. Lo malo es que son pocas y cortitas las misiones, no obstante, será una sensación como nunca antes has vivido. Al terminar las misiones es probable que consigas armas nuevas, aunque esto tal vez no está tan bien implementado.

En la herrería podrás mejorar tus armas, y, cuando te encariñas con una, es muy difícil que te pongas con otra. Sí que hay personajes (pocos) que tienen variedad de armas y ataques, pero cuando consigues, por ejemplo, la espada maestra con Link, es posible que no mejores otras espadas. A su vez hay un campo de adiestramiento para aumentar el nivel de los personajes a cambio de rupias, por lo que no tienes que farmear experiencia obligatoriamente con cada uno.

Para finalizar, el mapa de Hyrule será la base donde lo haremos todo, y aunque al principio puede parecer estar muy desorganizado, te acabas acostumbrando y además te dan la opción de entrar en un menú más organizado con L y R. En el mapa estará todo, desde las recetas que podemos encontrar para conseguir mejoras en los niveles hasta tiendas con objetos para comprar y vender.

El juego cuenta también con una galería para ver todas las escenas, banda sonora, estadísticas y tiempo jugado, un modo cooperativo para dos personas a pantalla dividida y función amiibo para obtener armas y objetos varios.  En definitiva, Hyrule Warriors: la era del cataclismo es una compra muy recomendada para los usuarios de Nintendo Switch. 

Con mucho post-game por hacer, rejugabilidad, así como una campaña bastante larga, el juego puede superar perfectamente las 100 horas, dependiendo de la dificultad en la que juguemos. Se convierte en una entrega musou que continúa un camino correcto para el género lleno de evolución, mejoras, cambios, y sobre todo, de escuchar tanto a su público más fiel como al más crítico. Lo único negativo que debería trabajar ahora el equipo es la estabilidad de fps, y no dudamos de que un parche pueda ponerle solución.

Un juego único que no te puedes perder.

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Hemos escrito este análisis con la versión 1.0.1 del juego, algunos contenidos pueden variar dependiendo de las futuras actualizaciones que Nintendo y Koei Tecmo publiquen.


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Por Sergio Ortuño Fernández

Graduado en Comunicación Audiovisual. Escribo en VidaoPantalla y opino en YouTube. Guionista, doblaje, locución y presentación de radio y TV. Shergiock@gmail.com

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