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the red strings club

¡Pasad, pasad, no seáis tímidos! Bienvenidos al Red Strings. Estaréis cansados después de un largo día de trabajo, no os preocupéis ahora mismo os sirvo algo. Pero os advierto, aquí decido yo qué servir. Nuestros cócteles tienen la capacidad de sintonizar con las emociones de las personas. ¿Qué? ¿Os preocupa que os ponga una bebida depresiva? Bueno, el espectro emocional negativo también tiene su encanto, ¿no? ¿O preferiríais que desapareciera para siempre? Si os apetece reflexionar, estáis de suerte. Este es vuestro sitio.

The Red Strings Club (2018) es una experiencia narrativa cyberpunk creada por el estudio español Deconstructeam (creadores también de Gods Will be Watching, 2014) y está disponible en PC y Switch. Esta joya indie nos sumerge durante 4 intensas horas en una ciudad futurista controlada por grandes corporaciones, en la que los implantes corporales y las inteligencias artificiales están a la orden del día.

Viviremos esta historia de la mano de tres protagonistas: Donovan, propietario del bar The Red Strings Club; Brandeis, su socio; y Akara, la primera androide con capacidad de sentir. Como por un capricho del destino, los tres se ven envueltos en una conspiración empresarial para erradicar las emociones humanas negativas y cambiar el mundo. ¿Nuestro objetivo? Detenerlos, por supuesto.

Esto nos llevará a conocer distintos personajes, hablar con ellos y entender sus puntos de vista, lo que ya os avanzo es muy divertido. Y es que hay muchas cosas que este juego hace bien, pero los personajes son una de las que más destaca. Prácticamente todos tienen mucho carisma, diálogos bien escritos y un diseño y animaciones que captan a la perfección su personalidad. Además, el elenco es bastante inclusivo, lo que, evidentemente, siempre se agradece.

Pero hablar con estos personajes no nos sirve solo para conocerlos y avanzar en la historia. Las conversaciones a menudo derivan en dilemas morales y filosóficos (¡no es para menos si se está planteando el suprimir las emociones negativas!) en los que los jugadores podemos dar nuestra opinión. Pero si la filosofía nunca ha sido lo vuestro no os preocupéis, a pesar de la complejidad moral de los problemas que se plantean, todo se mantiene en un tono bastante accesible, sin pedantería ni conceptos complicados. ¡No hay excusa para no comerse un poco la cabeza!

Como ya supondréis, las conversaciones son la principal mecánica del juego, lo que nos dará la información necesaria para sabotear la malvada conspiración. Lo interesante de estos diálogos es que nos piden tener un poco de inteligencia emocional: poder leer entre líneas, entender el estado de ánimo de las personas y saber qué preguntar en cada momento. Hay que tener cuidado porque nuestras respuestas pueden tener un impacto en la historia, así como nuestras acciones. Porque a parte de las conversaciones, hay otros 3 modos de juego, uno para cada uno de los protagonistas. Vamos a verlos.

The Red Strings Club

Coctelería

La coctelería es la especialidad de Donovan. Y es que tiene la habilidad de crear bebidas que sintonizan con las emociones de sus clientes, permitiéndole cambiar su estado de ánimo según le interese. Dispondremos de distintas bebidas y cada una de ella moverá el llamado disco de alma hacia una dirección, siendo nuestro objetivo alinearlo con alguna de las emociones del cliente. Después de las conversaciones, esta es la mecánica más importante del juego, y es que nos ayudará a sonsacar información a nuestros parroquianos. Decidir si nos conviene más que el cliente esté estresado o eufórico para preguntarle por el último proyecto de su empresa es decisión nuestra. Ah, y vigilad qué cóctel hacéis, porque las preguntas no se pueden repetir.

The Red Strings Club

Alfarería

Akara fue creada para hacer alfarería, y eso es lo que haremos con ella. Pero esto es un juego cyberpunk, así que en vez de crear vasijas crearemos implantes que luego pondremos en humanos. Una vez más, los implantes que creemos y usemos serán de nuestra elección e impactarán en los personajes de formas únicas. También hay que destacar lo bien diseñado que está este minijuego, y es que solo necesitamos el ratón para hacer girar el torno, seleccionar las herramientas y crear la pieza. Minimalista, original y divertido.

Imitación de voces

La última mecánica corre a cargo de los implantes de Brandeis, pues le permiten imitar la voz de cualquier persona de quien tenga datos biológicos suficientes. Esta habilidad resulta muy útil al tratar de engañar por teléfono a altos cargos de una gran corporación para que te den información confidencial. Así que este modo de juego consistirá “simplemente” en llamar por teléfono. Pero no os confiéis, una vez más vuestro ingenio será clave para saber a quién llamar y con qué voz para conseguir los objetivos.

A nivel narrativo, todas estas mecánicas tienen bastante importancia, pero debido a la duración del juego, no se las llega a exprimir al máximo. En parte es una lástima porque son originales, divertidas y están bien diseñadas, así que podrían dar mucho más de sí. Pero alargarlas hubiera perjudicado a la historia, que al final es el centro de juego, lo que las mecánicas, el arte y la música, tratan (y consiguen) de potenciar.

A pesar de ser pequeñito como es, The Red Strings Club consigue sumergirnos de lleno en su mundo. Es un juego hecho con cariño y cada detalle está sumamente cuidado: se nota en la actitud los personajes, en la paleta de colores, en los ambientes que crea la música en cada situación. Sea por los dilemas morales, el impecable apartado artístico o los carismáticos personajes, es un juego que no os dejará indiferentes. Así que… ¿Qué me decís? Se ha quedado bien la noche para un poco de sabotaje empresarial, ¿no?


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Por Anna Llambias

Wannabe game designer que estudió periodismo y guion. Me gustan las historias que me causan crisis existenciales, los lanzallamas, las dagas, los dragones, plantar chirivías y lanzar plátanos por la carretera.

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