Jugar videojuegos NO te convierte en un/a adicto/a
¿Alguna vez te han insultado o discriminado por jugar videojuegos? ¿Te han atacado y juzgado tratándote como un/a adicto/a de los videojuegos? ¿Estás cansado/a de no parar de leer o escuchar críticas absurdas que no han contado con la opinión de sus «sujetos de prueba» así como del colectivo? ¿Disfrutas a pesar de todo del arte del videojuego e ignoras los juicios de quienes solamente quieren que cambies tu forma de pensar para ser uno/a con la sociedad perfecta que quieren crear en la que la gente diferente o con opinión propia no tiene cabida y debe elegir entre aceptar las normas de la sociedad o vivir siguiendo las tuyas propias?
Con esta declaración de intenciones comienzo mi alegato en defensa del videojuego como herramienta de distracción y de entretenimiento en contra de los dictámenes de un sector de la población que nos trata como apestados, como enfermos, como adictos. Y no os preocupéis, desde ya os adelanto que no pienso hacer lo que estáis haciendo, atacar a los demás para defenderse. No. Voy a usar mis propios argumentos y mis historias para solicitaros, por favor, que nos dejéis en paz, que nos dejéis ser felices. Dice el dicho «lo que no quieras para ti no se lo desees a los demás». Igual algunos/as se lo deberían aplicar.
Antes de empezar, quiero dejar claro que voy a hablar única y exclusivamente de un videojuego, y este debe ser el elegido de una enorme lista de juegos clasificados en multitud de géneros que abarca el arte. En un principio había pensado en traer un JRPG como Tales of Symphonia o Vesperia, por sus críticas a la discriminación y el abuso del poder político, pero creo que no es lo adecuado para este tipo de juegos. Luego pensé que The Elder Scrolls V: Skyrim podría ser el adecuado, pero viéndolo detenidamente, el juego escogido para mi defensa es el simulador de vida de Nintendo Animal Crossing: New Horizons.
Animal Crossing: New Horizons (en adelante New Horizons) es un videojuego del género ‘simulador de vida’ desarrollado por Nintendo. Sus orígenes datan de 2001 cuando la compañía lanzó el primer título en Nintendo 64 solo en Japón. Más adelante, llegaría al resto del mundo una edición mejorada para GameCube que nos daría a conocer lo que sería un juego que crearía una comunidad de fans sana (me atrevería a decir la más sana de la industria), así como paz mental para muchos de sus usuarios.
Con el tiempo, la saga ha ido evolucionando, contando en 2005 con una versión portátil de Nintendo DS titulada Wild World que, además de la portabilidad, incluyó la posibilidad de compartir y visitar los pueblos de tus amigos vía Internet. Con City Folk para la Wii en 2008 la franquicia recibió su primera crítica negativa, ya que su principal novedad, una ciudad con cantidad de tiendas, no logró cuajar entre sus jugadores al no estar bien implementada. La queja principal era la falta de novedad. Y fue con esta crítica con la que apareció el que parecía el pináculo de la saga.
En 2012 para Nintendo 3DS llegó New Leaf y lo revolucionó todo. Los personajes se esterilizaron, se les pudo poner pantalones diferentes al estándar, mayor cantidad de accesorios, posibilidad de nadar, una zona de ocio mejor implementada que en Wii al no necesitar una pantalla de carga más extensa, así como otros añadidos para mejorar la experiencia del jugador. Animal Crossing parecía que había llegado a lo más alto y que no podía tocar techo, pero ha sido ahora cuando ha llegado New Horizons para seguir innovando.
Para quienes no conozcan de qué trata Animal Crossing, os lo explico. Nada más empezar creamos nuestro avatar, con su género, peinado, ojos, tono de piel… Iremos a un pueblo (o en este caso isla) para vivir una vida completamente relajada. Le pondremos un nombre, seremos una especie de «gestor», es decir, podemos crear puentes en los ríos, establecimientos como cafeterías, ayudar a agrandar la tienda y que venda más y mejores objetos, podremos comprar ropa, objetos, muebles para decorar nuestra casa y el exterior, pescar, cazar insectos, plantar árboles y flores y hasta podremos crear nuestros propios diseños de ropa y cuadros para dar rienda suelta a nuestra creatividad.
Y muchas otras cosas que seguramente me dejaré en el tintero, pero ya os podéis una idea. Literalmente, es vivir una segunda vida. ¡Si hasta tendremos hipotecas que pagar! Eso sí, a nuestro ritmo, sin prisas ni plazos, y cada vez que la agrandemos tendremos más espacio. Además como no podemos ir a las islas de nuestros amigos y poder quedar y socializar con ellos. Pero lo mejor viene ahora, y es que en lo personal creo que es lo mejor de la franquicia.
Os hablo del museo, liderado por un simpático búho llamado Sócrates que cada vez que le demos un pez, insecto o fósil no solo lo añadirá a su zona correspondiente, sino que además (si queremos eso sí) nos dará un pequeño dato curioso sobre la donación en cuestión. Sí, aprendemos cultura general jugando videojuegos.
Espera… ¿Un búho? Pues sí. Como habréis podido imaginar, nosotros somos el único humano del juego, el resto de vecinos/as son animales, simpáticos y agradables, así como otros personajes claves como Tom Nook, Sócrates o Canela. Esto dota al videojuego de un impacto muy importante que pasa muy desapercibido, y es que es imposible hacer juicios basados en etnias o localizaciones. En Animal Crossing todos somos iguales, nadie es discriminado, no hay odio ni maldad, todo el mundo se lleva bien, y las discusiones (inexistentes que se olvidan a los 30 minutos) son porque estaban pescando dos vecinos y uno pica y el otro no y este se enfada pero ya.
Esta paz y tranquilidad es la gracia de Animal Crossing, la que hace que entrega tras entrega quienes juegan lo utilicen como terapia para evadirse de un mundo corrupto, con guerras, con injusticias, con problemas, con criminalidad. New Horizons es una vía de escape, una forma de decir «hasta aquí hemos llegado», y que en días en los que el COVID-19 está activo, qué mejor forma de quedarse en casa que jugando videojuegos, en especial, a juegos que nos permiten hacer lo que ahora mismo no debemos hacer.
Por eso, incluso quienes no somos fans de la franquicia de Nintendo, estamos jugando a Animal Crossing: New Horizons, porque no aguantamos más la presión, y porque nosotros tenemos, y siempre hemos tenido, una ayuda para distraernos, y esa ayuda se llamada videojuegos. ¿Cual es el problema?
Si Ace Attorney no me hace abogado.
Si Trauma Center no me hace cirujano.
Si Hotel Dusk no me hace detective.
Si Cooking Mama no me hace cocinero.
¿Por qué cualquier otro videojuego me convierte en un adicto y un potente criminal? Recuerda, «lo que no quieras para ti no se lo desees a los demás«.