Omega Force se está volviendo una asidua a esto de convertir franquicias famosas en juegos Hack & Slash de la vertiente conocida como “Mosou”. Nintendo ya es antigua conocida de esta compañía y en el pasado su trabajo conjunto nos deleitó con Hyrule Warriors, un Zelda atípico pero cargado de contenido para todos los amantes del despacho rápido de enemigos.
En esta ocasión nos traen otra colaboración basada en la archiconocida franquicia de Nintendo: Fire Emblem, resultando en un título que va más allá de lo anecdótico y que supo combinar de forma majestuosa las bonanzas del juego de rol táctico con la esencia pura de un Mosou.
Sin más dilación comenzamos a diseccionaros cada apartado del susodicho:
Narrativa – Crossover de universos bien hilado
Siendo un estudio no habituado a escribir historias en sus juegos hasta no hace mucho, Omega Force intentó volcarse y con esfuerzo en dotar a su nuevo Warriors con una trama que llegue al nivel de un Fire Emblem original. Podemos decir que lo consigue, aportando una epopeya de fantasía-medieval que enlaza perfectamente con los sucesos de otros Fire Emblem y que goza de cierta coherencia a la hora de presentar a los personajes fuera de sus respectivos mundos.
En resumen, la sipnosis nos cuenta que dos hermanos mellizos, Rowan y Lianna, están preparándose para disputar la corona del reino de Aytolis mientras hospedan a Darios, príncipe de Gristonne y mentor de los mismos. Sin venir a cuento, empiezan a abrirse unos extraños portales oscuros alrededor del reino brotando de ellos abominaciones que comienzan a sumirlo todo en ruinas. Ambos protagonistas, junto con Darios y otros personajes principales de la franquicia, se embarcarán en un viaje con el afán de descubrir el origen de los portales y de conseguir el Emblema de Fuego, una reliquia del pasado capaz de sellar los portales y enfrentar al mal oscuro que ensombrece la región.
Como veis, la trama principal está cortada por el mismo patrón que las ya conocidas de los J-RPG’s tácticos de Nintendo. Su crecimiento es vívido e interesante aunque peque de los clichés clásicos de la franquicia arruinando las sorpresas a los eruditos del lore fireemblemiano que a buen seguro se verán venir los giros del guión muy de lejos. Para transmitir la historia al jugador, el programa se vale de secuencias de texto con los portraits de los personajes, siguiendo el estilo de los Fire Emblem originales que tanto gustaba por sus similitudes con las Visual Novels. Tampoco se olvida de hacer lo propio con frases durante las contiendas, intros de batalla cuando nos cruzamos con algún personaje importante y de algo muy interesante: Las relaciones personales. Todo Fire Emblem que se precie permite estrechar los lazos de amistad entre personajes, recompensando al jugador con conversaciones inéditas e incluso romances que aumentan la afinidad y la efectividad en combate. Warriors no iba ser menos y también contiene este sistema, curioso por presentar relaciones crossover entre personajes de universos diferentes aunque mucho más simplificado. Lo bueno es que sigue siendo útil para las sinergias de batalla y para conseguir objetos de crafteo de oro (los más importantes y raros de conseguir).
Gráficos – Por encima del nivel de un Warriors tradicional
Haciendo uso del reciente “Soft Engine 2.0”, Omega Force se vale para traernos unos diseños inspirados y respetuosos con el arte de Yusuke Kozaki, muy limpios, bien animados y con una definición de texturas más que aceptable. Por ende, los personajes, sobre todo lo que atañe a los luchadores controlables o con un mínimo de protagonismo en el título, gozan de un acabado muy detallado por encima de la media de otros trabajos ya vistos de la compañía.
No obstante, la lacra sigue estando en lo demás. Escenarios muy vacíos, aburridos y repetitivos donde apenas cambia el esquema de objetivo o la verticalidad ya vista, por ejemplo, en Hyrule Warriors, sin irnos muy lejos. Los enemigos pecan de ser muy genéricos y todos iguales, donde solo cambian de color o el arma que portan (a excepción de los sub-jefes que ya van equipados con armaduras y animaciones algo más elaboradas).
Sin embargo, en lo que atañe a los efectos especiales, el juego se comporta de vicio regalándonos escenas donde veremos a cientos de enemigos salir por los aires a causa de una explosión, tornado o sablazo mágico de nuestros avatares. Tampoco se puede menospreciar el trabajo conseguido en cuanto a optimización. El juego se mueve a 30 frames por segundo estáticos en modo portátil pero podemos aumentar a 60 (rocosos aunque con alguna caída puntual) en modo Dock. En esta situación el juego nos permite seleccionar dos modos: Realista, donde veremos las texturas con mayor definición a una resolución de pantalla de 1080p pero con la experiencia fijada en los 30 cuadros o Fluido, donde a cambio de sacrificar resolución y diversos elementos como antialiasing o distancia de visionado podremos disfrutar del título en los ya mencionados 60 frames por segundo.
En lo personal, recomendamos jugar en la segunda opción pues el carácter del título nos exige enfrentarlo de forma agresiva, donde un framerrate alto siempre es de ayuda (aunque no sea estrictamente necesario).
https://www.youtube.com/watch?v=6pQD4TtVtfY
Sonido – Remezclas roqueras de temas épicos
Omega Force o Tecmo Koei más bien, destacan por aportar a sus títulos bandas sonoras muy vibrantes y cargadas de fuerza. Es raro echar la vista atrás y recordar algún Dinasty Warrior sin que nos retumbe en la cabeza temazos rockeros memorables como Lubu’s Theme. Yosuke Kinoshita vuelve a estar a cargo de este apartado y, como era de esperarse, tendremos “movida” mientras repartimos sablazos, estocadas y punzadas a los miles de enemigos que pueblan los escenarios. Cogiendo temas emblemáticos de Fire Emblem como su Epic Midley y dándoles un lavado de cara tirando más hacia la guitarra eléctrica, el sintetizador y las baterías repiqueteantes nos alcanzan el corazón a través de la nostalgia. Pero de por sí, la OST cuenta con temas originales cortados por el mismo patrón que acompañan el frenetismo de la experiencia como anillo al dedo. En términos generales su banda sonora hace los deberes y llega incluso a ser memorable por momentos, aún sin echar mano a los temas genuinos de Intelligent Systems.
Lo mismo sucede con los efectos de sonido. Podemos decir que “recicla” sonidos prevenientes de los FE originales, sin embargo ahí es donde radica la gracia, puesto que ayudan a crear esa capa de ambientación que haga reminiscencia a los títulos de Intelligent System. Donde ya es “mosou” al 100% es en los efectos de combate, los golpes vuelven a estar acompañados de sonidos estridentes y maravillosos que los fidelizan.
En cuanto al doblaje, el juego nos ofrece a sus personajes en su versión anglosajona o japonesa (con los dobladores oficiales de cada personaje en sus respectivos juegos de origen). Al igual que sucedía en los títulos que recoge el testigo este Warriors, la interpretación es impecable y profesional sin dejarse fisuras de las cuales podamos verter alguna crítica.
Jugabilidad – Omega Force llevando más allá su fórmula
Como todo Warriors, Heroes o coletilla llamada X de Omega Force que se precie, este Fire Emblem supone una especie de crossover de los personajes de la franquicia para desahogarse con combos y ataques especiales en escenarios repletos de miles de enemigos. Veremos a caras muy conocidas como Marth o Chrom e incluso figuras clásicas que sacarán sonrisas entre los fans más veteranos ¿La pega? Que quitando un par de unidades, la mayoría del roster está compuesto por casi íntegramente personajes de los dos últimos títulos de la saga: Awakening y Fates. Una oportunidad que apremia la unión de tantos personajes emblemáticos se siente desperdiciada por querer tirar de las caras más famosas en los juegos actuales, una pena no poder luchar con Ike, Roy, Elm y tantos personajes queridos por la comunidad que se han quedado a las puertas.
Ya metiéndonos de lleno en su apartado jugable, si de algo pecan los Warriors y los juegos de Tecmo Koei en general es por presentar una jugabilidad, que si bien en un inicio es condenadamente divertida, acaba cansando rápido por la repetición acusada de patrones de ataque, cumplimiento de objetivos que se repiten hasta en la sopa y una exploración encosertada en mapas de carácter semi-abierto.
Este Fire Emblem tampoco se libra aunque, antes de llegar al hastío, despliega su arsenal de contramedidas que, al menos, elevan las horas de entretenimiento frente a otros títulos del mismo género. Algunos de estos elementos son heredados directamente de Hyrule Warriors, caso de los árboles de habilidades que se completan a base de gastar ítems de pesquisas de los combates, el modo “despertar” que nos aumenta el ratio de recompensas en función del número de enemigos que matemos antes de que se agote la barra, eventos que podemos activar en vivo para abrir nuevas rutas en los mapas, los coleccionables para conseguir litografías o el modo secundario Crónicas, que supone un montón de batallas nuevas de gran dificultad que interpretan sucesos de los FE originales cuyas recompensas son una locura (incluso desbloquearemos nuevos personajes). Tampoco escatima en apropiarse de mecánicas de otros Mosou, como la mejora de armas directamente heredada de Arsland Senki o el equipamiento de habilidades pasivas de los Orochi Warriors.
Aun a todo, FE introduce mecánicas inéditas en la franquicia de Omega Force, tal es el caso del minimapa de casillas donde podemos dar órdenes a nuestras unidades como si se tratase de un Fire Emblem al uso, los cambios de clase con los sellos, la muerte permanente de unidades, la subida de nivel in-game, la sinergia de batalla (unión de dos combatientes que se pueden intercambiar en combate para alargar combos, cubrirse de golpes contundentes o fusionar sus técnicas especiales) y la kinestética de las monturas voladoras, sintiéndose el desplazamiento de los pegasos y los wyvern muy ligero y vertiginoso frente a otras monturas clásicas.
En cuanto a la duración, el modo historia se sucede por niveles que resultarán en batallas gigantescas que van desde los 10 a los 60 minutos de duración y donde tendremos secuencias VN al inicio y al final de cada uno para presentar a los personajes e hilvanar la historia que mencionamos con anterioridad. En total, el modo historia nos da para unas 8-10 horas de juego aunque la auténtica chicha viene del modo Crónicas, donde las batallas aumentan en número y desafío presentando paisajes de a lo mejor, 20 niveles en cada una de las 6 crónicas cuyos objetivos pasan por rescatar aliados, conquistar bastiones, eliminar héroes o desafíos contrarreloj de matar X cantidad de enemigos. Lo malo es que se vuelve repetitivo demasiado rápido por la poca variedad de objetivos a diferencia de la campaña, que se sigue con interés y engancha hasta el final.
Conclusión
Os podemos decir que la unión de las mecánicas de Hyrule Warriors, el título del cual “roba” más ideas, con estas nuevas que emulan el espíritu jugabilístico de un Fire Emblem tradicional le sientan de vicio a este título, uno por el cual muchos no dábamos un duro presintiendo que sería “otro Warrior más del montón”. En general estamos ante uno de los mejores exponentes del subgénero Mosou y uno de los trabajos más pulidos tanto en lo técnico como en el afán de presentar novedades que ha hecho Omega Force hasta la fecha.
Nota:
Narrativa - 7.5
Gráficos - 8
Sonido - 9
Jugabilidad - 8.5
8.3
Uno de los mejores juegos de Omega Force hasta la fecha que sabe aunar con casi total perfección las bonanzas de un Mosou con las de la saga Fire Emblem. Te gustará tanto si eres fan de los Warriors como de la saga táctica de Intelligent Systems.