Historia - 6
Jugabilidad - 8.5
Gráficos - 8
Sonido - 4
Duración - 7
6.7
Una coctelera de grandes títulos que nos dejan un resultado lleno de sangre y diversión.
Antes de que empecemos, os contaré una experiencia personal: durante la adolescencia llegué a estar obsesionado hasta un punto enfermizo con Drive, película de Winding Refn en la que violencia y romanticismo van de la mano, y Hotline Miami. Dejando de lado las similitudes que pueden tener ambas obras, sobre todo me quedé prendado del uso de la violencia en ambos, pasando a ser el centro de atención de ambas, el hilo conductor de la propia historia. Yo tuve que pasar de niño la oleada de titulares en los que se tildaban a los videojuegos como violentos, y por descarte, a los jugadores también, por lo que mis padres tuvieron que hacer un filtro en lo que pasaba o no por mis manos teniendo que hacer escapadas nocturnas para poder jugar a esos títulos que jugaba mi hermano mayor a los que a mi no me dejaban ni catar.
Esto hizo que en la época se dispararan mis ganas de jugar a estos títulos, pero en cuanto pasaron los años y ya dejaba de estar tan vigilado, mis ganas desaparecieron gradualmente. Cuando disfruté de las obras anteriores me pregunté a mi mismo hasta qué punto estaba bien disfrutar de lo que estaba viendo y haciendo. En el propio Hotline Miami hay en un momento en la historia en que se rompe la cuarta pared y le preguntan al protagonista: «¿Te gusta herir a otras personas?» La respuesta es fácil, pues por eso estás jugando. En Redeemer no va a ser menos, ya que nos moveremos por y para culminar una sangrienta venganza.
Redeemer nos cuenta la historia de Vasily, ex agente de élite que se ha escondido en un remoto monasterio budista para intentar olvidar su violento pasado. Esto se ve truncado cuando la antigua empresa para la que trabajaba se encarga de masacrar a sus compañeros, comenzando así una historia en la que puños, escopetas y sangre, sobre todo sangre, serán el plato principal.
La estructura en la que la gente de Sobaka Studio ha divido Redeemer nos deja claro de ante mano que no van a intentar darle un peso a la historia, ya que no es lo que nos están intentado contar, buscando en todo momento la rejugabilidad de cada uno de los capítulos. En total tenemos diecisiete capítulos que transcurren en tres lugares diferentes, viniendo el cambio de ambientación precedido de una cinemática estilo cómic que nos hará de nexo entre los lugares.
Comenzaremos en el propio monasterio budista que será una delicia visual al encontrarse en exteriores de lo que se presupone que es Oriente. Con el cambio de ambientación llegan los primeros problemas del título. No trasladaremos a interiores industriales, pasando a no tener ningún tipo de paisaje más allá de cámaras acristaladas para guardar cadáveres o hangares. Las cámaras acristaladas no están porque sí, ahora nuestro mayor problema será intentar hacerle cara a masas malformadas que corren y saltan más de lo normal. A nivel personal el introducir este elemento sobrenatural como son los mutantes, no le hacen ningún bien al título, que acaba cayendo en clichés y que haya una ausencia en la variedad de enemigos al apostar por ellos.
Aunque en el tramo central sobre todo nos enfrentemos a mutantes, en el resto del título tendremos una gran variedad de enemigos que darán nuevas formas de intentar pasar cada una de las salas. Esto se consigue a la gran cantidad de armas con la que nos intentarán dar caza nuestros enemigos, yendo desde armas cuerpo a cuerpo como martillos, hachas y cuchillos, hasta armas de fuego como pistolas, escopetas y una arma que guarda grandes similitudes con un Lancer.
El pilar fundamental de Redeemer es el estilo de combate. Estilo de combate directo al más puro estilo Rocksteady en la saga Batman Arkham, asignándole un botón al puñetazo, otro a la patada y otro a la voltereta. Para darle más profundidad a este sistema de combate, lo que han hecho ha sido darle importancia al tiempo que debemos dejar pulsado cada uno de los botones, cargando así el ataque siendo clave en peleas contra los diferentes y complicados jefes. También, para poder facilitarnos el poder abrir a nuestros enemigos en canal, se colocan por todo el escenario elementos con los cuales podremos interactuar al más puro estilo Madworld como hornos, árboles y pilares. Si fuera esto poco, también podremos robar las armas a nuestros enemigos sacándonos de más de un apuro cuando nos encontremos contra una horda de enemigos, estando esta mecánica implementada a la perfección.
Pero no todo iba a ser perfecto en términos de jugabilidad. Se hace un intento de apostar por el sigilo que no lleva casi a ninguna parte, poniendo de forma clara los enemigos que únicamente podremos matar de esta forma haciendo que los demás den la alerta de nuestra presencia. Esto también se ve mermado ya que las físicas de los muros en los cuales nos deberíamos esconder en ocasiones no hacen su función, llegando a ser descubiertos y hasta asesinados a través de ellos.
En resumen: Redeemer apuesta por hacer un acopio de grandes ideas ya llevadas a cabo por otros títulos con un resultado digno de disfrute. Esto no significa que el título tenga falta de carisma, ya que las cerca de quince horas en las que me he dedicado a aplastar cabezas no las cambio por nada del mundo.
Este análisis ha sido posible gracias a un código de descarga facilitado por Sobaka Studio a VidaoPantalla.