Esta mañana asistíamos al VR Gate en Madrid. Puntualmente nos encontrábamos en su puerta, y no podíamos por menos que sonreír ante el espacio que han creado para esta presentación en sociedad de la realidad virtual de PlayStation. Los enviados seleccionados para esta visita éramos atendidos con un catering (café, bollitos, sandwiches salados,… un poco de todo) y una sala de espera animada con, entre otros, un photocall en el que se incluían las normas a seguir en el recinto: no deis de comer a los dinosaurios.
El personal, vestido de riguroso blanco, a juego con el espacio en general, provoca la sensación de estar en algún tipo de experimento… y no precisamente de los buenos. Una persona por cabina (hay en total 8 cabinas en las que disfrutar de la experiencia VR) se encarga de colocar las gafas y de instruir a los futuros viajeros con las instrucciones más básicas: lo demás tienes que entenderlo a lo largo del camino. Nerviosos, para qué negarlo, nos encaminamos a la cabina número cinco. Las conjeturas eran miles: ¿mareará? ¿Se parecerá al Oculus? ¿Qué tipo de experiencia vamos a vivir en Marte?
Una vez eres convenientemente instruidos, comienza la aventura. Cuando lo pruebas, dan ganas de girar sobre uno mismo para ver en su totalidad el cielo estrellado que te rodea. Virtualmente, claro.
A partir de ahora, no vamos a hablaros sobre el juego. Si queréis probar Marte VR Experience, debéis hacerlo sin saber qué vais a encontraros. Solamente diremos que el entorno es muy dinámico, muy realista en cuestión de movimientos y de capacidades (usaréis las manos). Especialmente, sorprendió un detalle: en determinado momento de la experiencia, casi finalizando, la VR llega a engañar al propio cerebro, haciéndole olvidar por un instante que estaba tranquilamente sentado en una silla, y llegando a provocar incluso vértigo. Pero vértigo del interesante, del que te tironea de las comisuras de los labios. Las reacciones durante la experiencia fueron muy similares en todo el equipo: risas, algún que otro susto, y sobre todo, asombro por la calidad. Sin duda, merece la pena probarlo.
Partiendo más a cuestiones técnicas, el staff nos pudo comentar algunos detalles más concretos que puedan interesar al público final, es decir, a aquellos a quienes realmente está dedicado todo esto. Nosotros, los medios, solo somos vuestros intermediarios.
Para comenzar, ¿qué debemos hacer para venir a VR Gate (calle Sánchez Bustillo, 7, frente al Museo Nacional y Centro de Arte Reina Sofía, metro Atocha)? Lo primero es registrarse aquí para reservar hora: está abierto al público los viernes por la tarde y los fines de semana. Cada semana se abren nuevos cupos, pero os recomendamos ser rápidos: las plazas vuelan. La entrada es totalmente gratuita.
Una vez allí, tendréis acceso a una experiencia de en torno a media hora, pudiendo elegir entre estos juegos: Marte VR Experience, Resident Evil 7, Batman Arkham VR, PlayStation Real World, Here they lie, Robinson: the Journey, Until Dawn… Lleva abierto al público desde septiembre, un mes antes de que saliese a la venta el producto (13 de octubre de 2016).
Parece que este nuevo medio de realidad virtual ha tenido una espléndida acogida entre el público madrileño y alrededores. Cada semana quedan llenos los cupos para el público a las pocas horas de abrirse. Por otro lado, para aquellos a los que les enamore la experiencia: las gafas cuestan 399€ (y no, no lo busquéis, no hay rebaja por Black Friday).
Como colofón, en el pasillo de salida encontramos una segunda sala de descanso, para comentar la experiencia vivida en la cabina. A su alrededor, decoración salida de los juegos que se pueden probar ahora mismo: la máscara de Batman, un tiburón de Robinson,…
Además, el staff del lugar va haciendo fotos y vídeos que más tarde envían a tu correo. Solo necesitas tener el código de tu pase para poder descargarlos.
¿Necesitáis más motivos para ir a VR Gate?