Nintendo siempre se ha caracterizado por mezclar con maestría -casi siempre- los conceptos de clásico e innovador. Algo que parece ir tan mal como mezclar agua y aceite no es tal, y queda tan bien en conjunto como si habláramos de melón con jamón. No en vano estamos hablando de una compañía que sobreexplota sus figuras más notorias haciéndolas aparecer en numerosos juegos, ya sean estos de su saga principal o no, pero que lo hace en un número muy nutrido de veces con el tacto que sus sagas merecen -a Super Mario o Zelda me remito-.
Es por esto que nos sorprendió a todos ver hace un poco más de un año ya el primer vídeo de Splatoon. Tras la incredulidad llegó el asombro y no era para menos: Splatoon era un soplo de aire fresco en un género, el shooter, que había sido demasiado usado ya en la generación de PlayStation 3/Xbox 360/Wii, y del que todos decían haberse cansado. Splatoon quería ser diferente y marcar sus propias tendencias, así que nos ofreció una jugabilidad en tercera persona basada más en llenar el escenario de pintura que en aniquilar a la facción rival.
Las esperanzas de la gente estaban en Splatoon, y a pesar de algunas sombras -casi todas en la política de cortar el juego al gusto de Nintendo-, el juego luce resplandeciente y es ya, con un poco más de un mes de vida, un imprescindible en el catálogo de Wii U. El éxito, como digo, estaba asegurado desde el primer día, pero parece que no todo el mundo tenía tan claro este éxito. No al menos Satoru Iwata.
Hemos recibido un gran reconocimiento con más de 1 millón de unidades en menos de un mes desde su lanzamiento. Nos sentimos muy agradecidos por ello; desde nuestro punto de vista no éramos muy optimistas antes de su lanzamiento al no pertenecer a una serie ya existente.
Sorprende de verdad que el CEO de Nintendo diga esto de su propia marca. Me deja la sensación de que está clasificando al público de Wii U y encasillándolo a voluntad, lo cual no creo que sea la medida más acertada. Con casi 10 millones de consolas en el mercado, creo que el público de la máquina de Nintendo es lo suficientemente variado como para no dejarse llevar por los personajes, y atender más al contenido que al continente.
Splatoon es una muestra de ello, y su algo más de un millón de unidades vendidas son un faro de esperanza para las nuevas franquicias que quieran abrirse paso en el hardware, presente o futuro, de la compañía de Kyoto. ¿Inspirará Splatoon a Nintendo para arriesgar como ya hizo en el pasado? Siempre se ha dicho que el que no arriesga, no gana, y la Gran N ha demostrado que haciéndolo, tiene todas las de ganar.