Aún recuerdo cuando Detroit: Become Human fue anunciado durante el E3 de 2016, recuerdo sentirme angustiado al ver a aquella pobre niña ser víctima de las circunstancias y al pobre Connor fallar en su cometido, pero por suerte pronto aparecieron unas letras «Las cosas podrían haber sido distintas» y entendí que en Detroit: Become Human podríamos explotar al máximo el «que habría pasado sí» y eso me encantó.
Nos encontramos en una Detroit en la que las cosas han seguido otro curso, la tecnología nos ha dado androides con apariencia humana, máquinas capaces de realizar diversas tareas. Gracias a su producción en masa y aparente accesibilidad, los encontramos en todos los trabajos imaginables. Cuidando de niños, en la construcción, como asistentes de ventas, etc. Pero el progreso tiene un precio y Detroit se está empezando a fragmentar entre quienes lo han perdido todo y culpan a los androides de ellos y entre quienes ya no imaginan una vida sin ellos. Además de esto, algunos androides parecen estar «defectuosos» y comienzan a razonar y sentir por si mismos, algo que aterra a muchas personas.
Y es aquí donde inicia nuestra aventura con Connor, el modelo más avanzado jamás creado, un androide creado específicamente para dar caza a todos los demás. Una situación de rehenes, una situación en la que el juego nos permite analizar todas las pistas a nuestro alrededor y conseguir un 100% de efectividad o saltar directamente a la acción. Si escogemos lo primero, debemos tener en cuenta que el tiempo corre en nuestra contra, por lo que si nonos damos prisa la efectividad de nuestras negociaciones irá disminuyendo poco a poco. En el segundo caso tenemos que saber que tendremos las de perder, por tanto debemos escoger nuestras palabras cuidadosamente. Tras decidir y que hacer y las consecuencias, el juego nos mostrará un mapa. Un mapa en el que podremos ver todos los caminos posibles y todas las acciones que podrían llevar a ese camino.
Y puede que estéis pensando «oh, el mapa nos hará spoilers», pero por suerte no es así, por suerte no podremos ver nada que no hayamos decidido o hecho. Esta idea (que de hecho está bien implementada) garantiza la rejugabilidad y hace que toda y cada una de nuestras decisiones tenga una consecuencia, es algo que se suele decir mucho y pocas veces termina siendo cierto. Por suerte, no es el caso de Detroit: Become Human.
Las decisiones que tomemos con Connor, tendrán una repercusión real en lo que suceda con Kara y con Marcus (nuestros otros dos protagonistas)
Kara es una androide utilizada para labores domésticas y encargada de cuidar a una niña pequeña (Alice), en nuestra primera misión con ella descubriremos la crudeza de un hogar roto y como una máquina puede tener y dar mucho más amor que un ser humano. La personalidad de Kara y la complejidad de las decisiones que tendrá que tomar irá evolucionando según vamos avanzando en el juego pasando de tener que escoger entre que tareas del hogar realizar antes a tener que decidir entre actos de moral cuestionable para mantener a salvo a la pequeña Alice. Además de esto, la acciones de los otros dos protagonistas influirán en que tan difíciles o llevaderas sean las diversas situaciones a las que se enfrentará, y así poco a poco la androide conocida como Kara se irá convirtiendo en un pilar, un pilar que Alice jamás encontró en los seres humanos.
Y finalmente tuvimos la oportunidad de jugar con Marcus. Marcus no siempre fue el líder que podemos ver en los diversos tráiler del juego, alguna vez fue tan sólo un androide que pensaba en servir a su amigo y amo. A través de los ojos de Marcus podremos ver la dura realidad de los androides y como es que a pesar de estar integrados en la sociedad carecen de los derechos más básicos y son odiados, culpados y temidos. Si sobre Connor recae el peso de ayudar a eliminar a los androides con emociones (sus hermanos a fin de cuentas) y sobre Kara la de decisiones morales cuestionables con el fin de proteger a Alice, sobre Marcus recae el futuro de aquellos a los que considera sus hermanos, el futuro de toda una «especie».
Puede que hayáis notado que no hemos hablado demasiado sobre las mecánicas del juego y esto se debe a que lo que realmente tendrá peso será las decisiones que tomemos y el momento en el que las tomemos.
Como veis, tres personajes distintos, tres historias muy diferenciadas entre sí, tres historias en las que todas las decisiones que tomemos no afectarán de una u otra forma. Cada historia nos muestra cuenta pequeñas historias que muchas veces están en nuestra sociedad y nos negamos a ver. Cada historia nos hará cuestionarnos las cosas que sabemos o creemos conocer y hacernos pensar ¿Las cosas podrían haber sido distintas?
Para quienes estéis leyendo esto y estéis preocupados por el apartado gráfico, os tenemos que decir que es de mucha calidad, habiendo jugado en una PlayStation 4 Pro no hemos sufrido de bajones de frames o problema alguno. Tampoco ha presentado problemas del tipo técnico o errores. Se nota el mimo y calidad que Quantic Dream ha puesto en este juego en todos los niveles, no sólo en el gráfico. La música y sonidos están muy bien implementados y coordinados, en muchas ocasiones llegarán a tocar nuestra fibra más sensibles.
No vamos a comparar Detroit: Become Human con otros juegos de Quantic Dream ya que aunque sí es cierto que se nota de quien es el juego, sentimos que sería injusto para un juego que busca su propio lugar dentro del mundo de los videojuegos. No os diremos que el juego es lo mejor y que corráis a comprarlo, ya que esa decisión recae sobre vosotros. Pero sí os diremos que merece mucho la pena estar atentos a las noticias sobre Detroit: Become Human, es un juego que promete y se merece una oportunidad. Gracias a lo que hemos podido probar nosotros no dudaremos en hacernos con el juego cuando se encuentre disponible.
Detroit: Become Human será exclusivo de PlayStation 4, llegará en español (voces y textos) y estará disponible este 25 de mayo.