[Análisis] Bloodborne

Tras dedicarle no pocas horas de juego podría afirmar, sin duda, que estamos ante el mejor exclusivo de PlayStation 4 hasta la fecha, y uno de los más esperados por muchos motivos.  Sobra decir que detrás de este juego están Miyazaki y From Software, creadores de Demon’s Souls y Dark Souls, sin duda, la saga más exigente que recordamos en la pasada generación.

Creados por Hidetaka Miyazaki, los juegos de Demon’s Souls y Dark Souls se hicieron famosos en la anterior generación de consolas gracias a su gran dificultad, siendo catalogados incluso como de los juegos más difíciles de la historia, en realidad, son juegos que retan a los usuarios en todos los sentidos y los llevan a perfeccionar su forma de jugar y superarse.

From Software no se aleja mucho de su linaje, y al igual que con Demon’s Souls y Dark Souls, Bloodborne sigue un patrón fundamental: nos introduce cuidadosamente en un área nueva, una ambientación oscura, llena de nuevos retos y enemigos difíciles.

La ambientación ha cambiado por completo, abandonando el estilo fantástico medieval por una especie de Londres victoriano en la más absoluta de las decadencias, encontramos un mundo más oscuro y barroco con muchas influencias de las edificaciones cristianas que marcaron la Edad Media, hay una clara influencia de las obras de H.P lovecraft.

Así se nos presenta Yharnam, una ciudad que alguna vez fue grande y orgullosa, conocida por su descubrimiento del arte de la “sanación de la sangre”,  sin embargo,  una enfermedad ha echado raíces en la ciudad y está convirtiendo a los ciudadanos en bestias horrendas.

Aunque la historia parezca simple a simple vista, no nos engañemos, como ocurre con Dark Souls; Bloodborne alberga una mitología y un lore propio, en manos del jugador está la posibilidad de desentrañarlo y  ahondar más en la historia que rodea a Yharnam.

Tras la primera muerte, que llegará más pronto de lo que os esperáis, somos transportados al Sueño del Cazador, una especie de limbo en el que podemos comprar objetos, subir de nivel y mejorar nuestro equipo. Desde allí también podemos acceder a todas las zonas que vayamos desbloqueando.

En la mano izquierda de nuestro personaje, podremos equipar un arma de fuego de algún tipo: pistolas, escopetas, incluso un lanzallamas.

En la mano derecha llevaremos lo que se conoce en el juego como arma con truco, son las armas cuerpo a cuerpo que pulsando el botón L1 podemos transformar en otra completamente distinta, así podemos, a partir de un martillo pesado, pasar a blandir una espada, de un bastón de metal a un látigo de hoja o trasformar el hacha en una larga alabarda. Cada arma, y cada forma de esa arma, tiene sus propias fortalezas y debilidades.

A diferencia de Dark Souls, Bloodborne, nos pide que seamos ofensivos y que en lugar de salir a defendernos con un escudo, que esquivemos y ataquemos con rapidez, cuando un enemigo nos golpea, contamos con un breve periodo de tiempo para recuperar algo de la salud perdida si conseguimos devolverle el golpe, para los jugadores que vengan de Dark Souls este es un cambio enorme, Bloodborne es más dinámico, más rápido, se recompensa la temeridad y una actitud más agresiva en el combate.

Aunque sin duda estamos ante un gran juego, hay cosas que se han echado en falta, no hay gran variedad de atuendos y armas, los atuendos son todos un poco más de lo mismo, abundan las capas, túnicas y sombreros de ala ancha, y lo mismo ocurre en cuanto a las armas, aunque puedas trasformarlas, sobre todo si lo comparamos con Dark Souls, otro punto negativo es que tener que pasar por el  Sueño del Cazador cada vez que queremos ir  de una área a otra acaba resultando muy pesado.

El multijugador online es un gran atractivo de este juego, se divide en en el PVP y el cooperativo donde podrán acompañarnos hasta dos jugadores, en el PVP podremos invadir la partida de otro jugador para luchar contra él, todo esto funciona a través de unas campanas de invocación, hay que tener un poco de paciencia ya que en ocasiones tarda bastante tiempo en encontrar otro jugador.

Más allá de la historia principal, Bloodborne permite a los jugadores explorar las Mazmorras de cáliz, laberintos subterráneos, más o menos complejos, que podemos explorar solos o bien en compañía de otros jugadores. Para construir esas mazmorras, los jugadores necesitan localizar los diferentes cálices en la historia del juego o en las propias mazmorras y combinarlos con diversos materiales rituales.

Por último, al igual que en Dark Souls al acabar el juego dispondremos del Nuevo Juego+ o NJ+/NG+, el juego será exactamente el mismo pero la dificultad aumentará, los enemigos contarán con más salud y serán más poderosos, para contrarrestar un poco este aumento de dificultad, conservaremos la mayor parte de las cosas de nuestra partida anterior, armas, lucidez, ecos de sangre, atuendos, runas, cálices, juramentos, los objetos consumibles… En definitiva, lo único que no conservaremos serán las llaves, objetos clave y por supuesto, los atajos desbloqueados.

El diseño de sonido es excelente, el soundtrack destaca en los enfrentamientos con los jefes, convirtiéndolos en combates ciertamente épicos y es sutil el resto del tiempo, complementando la ambientación del juego con rugidos de bestias y efectos que construyen poco a poco el contexto de Yharnam.

El grado de detalle que podemos distinguir en cada recoveco de los escenarios es digno de mención y no deja de sorprender en ningún momento. Bloodborne es un viaje increíble, exigente y agotador, no es un juego que regale nada, en ocasiones puede llegar a frustrar a más de un jugador, sin embargo el deseo de descubrir cada secreto que oculta la ciudad de Yharnam cautivará a más de uno.

Suerte y buena caza.